Parálisis facial
La parálisis facial, en el período fláccido, se reconoce por la desviación de la cara hacia el lado sano, por el predominio de la acción de los músculos de este lado, sobre todo de la comisura bucal, con aplanamiento general de la hemifacies paralizada, que parece «planchada»; y con atenuación o desaparición de ciertos rasgos fisonómicos, sobre todo del surco nasogeniano; si el enfermo habla o se ríe, la hemiparálisis se hace aún más neta; al soplar, o incluso durante el sueño, el carrillo paralizado se infla excesivamente con la espiración («fuma la pipa») y acumula la comida; suele haber otalgia; generalmente, disminución del gusto. En los casos de parálisis leve hay que recurrir a todas estas exploraciones, porque la expresión paralítica estando el enfermo callado, no es suficientemente expresiva.
Si la parálisis dura varios meses, a partir del tercero o cuarto se establece la contractura de los músculos paralizados, y la desviación de los rasgos se invierte, haciéndose hacia el enfermo. Puede haber hemiespasmo (Þ). Una consecuencia lejana, rara, puede ser el síndrome de las lágrimas de cocodrilo (Þ).
Hay que hacer, en todo caso de parálisis facial, el diagnóstico de localización y el etiológico.
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