Parálisis unilateral del miembro inferior

Parálisis unilateral del miembro inferior (monoplejía inferior).

A) Las de origen encefálico son relativamente raras. Sus causas son las mismas ya explicadas (reblandecimiento por trombosis de la cerebral anterior).

B) Las de origen medular tienen los mismos orígenes que las paraplejías son mucho menos frecuentes que éstas. Hay sólo que hacer una descripción especial de la monoplejía con anestesia cruzada (síndrome de Brown-Séquard), que se produce cuando una lesión afecta exactamente a la mitad de la médula, produciendo la sección de las vías motoras, con parálisis del mismo lado, y de las vías sensitivas, con anestesia del lado opuesto de la lesión. Los síntomas, sobre todo los sensitivos, tienen extensión diferente según la localización medular de la lesión.

Consisten en una monoplejía espasmódica con eventual disminución o abolición de la sensibilidad profunda del lado paralizado (anestesia ósea, tendinosa, articular); y, en el lado no paralizado, anestesia dolorosa y térmica con conservación de la táctil y la profunda («disociación siringomiélica»), con una zona (no constante) de hiperestesia por encima del límite de la anestesia. A veces, los trastornos de la sensibilidad profunda aparecen en el miembro anestesiado y no en el paralizado; a veces, faltan por completo.

Se comprende que sólo aparecerá netamente cuando la lesión afecta exactamente a la mitad de la médula, lo cual es raro; es más frecuente que la lesión afecte sólo a un sector de la hemimédula o que alcance también, más o menos, a la otra mitad, apareciendo entonces una cierta paresia en el lado anestesiado y una hiperestesia en el lado paralizado. De todos modos, el diagnóstico de localización es siempre fácil.

Las causas de este síndrome de Brown-Séquard son principalmente traumatismos (proyectiles, puñaladas, cornadas por asta de toro, accidentes de tráfico), hemorragias medulares y tumores; y, en general, las mismas causas de una paraplejía, con la condición de que afecten sólo, estrictamente o casi estrictamente, a una mitad de la médula.

C) Lesiones radiculares. Pueden producir la monoplejía inferior, como la superior o como la diplejía superior.

D) Lesiones neuríticas. Son causa, excepcionalmente, de estas monoplejías; sus etiologías han sido ya indicadas.

E) En cambio, los traumatismos producen casi siempre monoplejías. Según el nervio afectado, aparecerán síndromes distintos, como en el miembro superior. Los cirujanos españoles tienen experiencia especial por las heridas de asta de toro; San Martín las estudió con especial cuidado. Los más frecuentes son los siguientes:

1. Parálisis del ciático poplíteo externo.

Esta parálisis es, en la pierna, análoga a la del radial en el brazo. Hay, pues, paresia o parálisis del pie, que en la marcha pende, obligando al enfermo a levantar mucho la pierna a cada paso para que la punta del pie no tropiece con el suelo (steppage); hay atrofia de los músculos del dorso del pie, sólo visibles en los casos extremos y antiguos; anestesia de la cara externa de la pierna y del dorso del pie.

La etiología es, casi sin excepción, traumática. Se ha descrito una forma compresiva, por hipertrofia fibrosa al nivel del cuello peroneal, parecida al síndrome del túnel carpiano en el brazo. Otra causa es la periarteritis nodosa.

2. Parálisis del ciático poplíteo interno.

(tibial posterior). Es análoga a la parálisis del mediano en el brazo. Sus trastornos suelen ser leves: está disminuida la aptitud de flexión plantar del pie y de las falanges; éstas adoptan posición en garra; la marcha se hace apoyando sólo el talón. No es posible la posición en cuclillas ni ponerse de puntillas, ni saltar. El reflejo de Aquiles está abolido. Atrofia de la pantorrilla. Anestesia plantar, externa. Frecuentemente, mal perforante plantar.

La etiología es traumática (heridas en la región posterior e interna de la pierna).

3. Parálisis del tronco del ciático.

Su sintomatología se compone de la suma de los síndromes paralíticos del ciático poplíteo externo y del ciático poplíteo interno. La pierna entera está, pues, paralizada. Dominan los fenómenos del poplíteo externo; por tanto, el pie caído.

Se debe siempre a traumatismos (cara posterior de la región glútea inferior y cara posterior del muslo hasta el hueco poplíteo). La compresión por hernia discal u otra discopatía, así como distintas afecciones vertebrales pueden condicionar paresias con dolores ciáticos, pero no afectan al tronco del ciático sino a sus raíces (ver «Ciática»).

4. Parálisis del crural.

Es una lesión muy rara, porque las heridas que la producen suelen lesionar igualmente la arteria femoral en el hueco poplíteo con posible muerte del herido. Produce principalmente la parálisis del cuádriceps femoral y, por tanto, la imposibilidad de extender la pierna sobre el muslo; la marcha se hace muy difícil, sobre todo al subir escaleras o cuestas; la invalidez es idéntica a la que se produce en el accidente, mucho más común, de la fractura de la rótula. Hay atrofia de los músculos de la cara anterior del muslo; abolición del reflejo rotuliano; frecuente hidrartrosis de la rodilla. Anestesia de la cara anterior del muslo y de la cara interna de la pierna.



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