Temblor y ataxia de la lengua.

Temblor y ataxia de la lengua.

fuente: http://www.sembrando-esperanza.org/discapac/ataxias/imagen/ataxia.gif

En los miembros es, en general, fácil de distinguir el temblor de la ataxia; en la lengua, esta distinción es más difícil. En muchos enfermos (por ejemplo, de parálisis general, de fiebre tifoidea, de coma, etc.) los movimientos involuntarios de la lengua participan, a la vez, de la ataxia y del temblor: toda la lengua tiembla, y, al mismo tiempo, ejecuta movimientos desordenados, lo más frecuentemente de propulsión y retropulsión (puede ocurrir en la corea de Sydenham). El temblor típico puede confundirse también, por clínicos no expertos, con la fibrilación; pero ésta afecta sólo a fascículos musculares aislados de la lengua, mientras que el temblor, por fino que sea, afecta a la lengua entera.

El temblor se observa, casi únicamente, cuando el enfermo mueve la lengua para hablar o para mostrarla al médico. En general, el temblor de la lengua se presenta en todos los casos en que hay temblores de los miembros y con los mismos caracteres de éstos; por ejemplo, en el alcoholismo, la lengua tiembla finamente, como las manos; en las lesiones cerebelosas hay en la lengua ataxia, como en los miembros.

El temblor o ataxia de la lengua pocas veces ofrece un valor diagnóstico

hay, sin embargo, casos de parálisis general o de alcoholismo que se han descubierto por el temblor de la lengua. Enumeraré los principales casos en que se presenta el temblor lingual: temblor fisiológico familiar, temblor senil, esclerosis en placas, enfermedad de Parkinson, degeneración lenticular progresiva (Wilson), ataxia espinal hereditaria (Friedreich), lesiones cerebelosas, parálisis general, hipertiroidismo, intoxicación alcohólica, epilepsia (el temblor de la lengua puede constituir el aura del acceso o presentarse después de éste), neurosis (para más detalles. El temblor fino se presenta sobre todo en el alcoholismo crónico, en la parálisis general progresiva y en el hipertiroidismo; el temblor grosero es más frecuente en el Parkinson, en los cerebelosos y en la esclerosis múltiple.