Edema pulmonar hemodinámico o cardiógeno.
Edema pulmonar hemodinámico o cardiógeno. La inundación de los alvéolos pulmonares y de los finos bronquios por el líquido trasudado de los vasos (edema pulmonar) se produce —por lo común, súbitamente— en enfermos con lesiones cardiacas previamente diagnosticadas, y, algunas veces, como primera manifestación clínica de estas lesiones, hasta entonces latentes. Surge, muchas veces (90 por 100 de los casos), durante el sueño, iniciándose por cosquilleo en la garganta, y se manifiesta por intensa disnea con ortopnea asmática (asma cardiaco), sensación de opresión dolorosa en el tórax, a veces de tipo anginoso, con impresión de muerte próxima; palidez de los tegumentos y cianosis de los labios, tos persistente, superficial, acompañada de una típica expectoración espesa, sonrosada o francamente sanguinolenta; a la auscultación, se aprecian, en las bases de los dos pulmones (raramente de uno solo) o en toda la extensión del pulmón, estertores numerosos, finos y muy húmedos. Su diagnóstico es fácil; rara vez plantea problemas diferenciales.
Se atribuye el edema pulmonar a una súbita debilidad del ventrículo izquierdo, que dificulta el equilibrio de la sangre en el círculo pulmonar, ya que esa sangre había sido inyectada en el círculo pulmonar, a la presión normal, por el ventrículo derecho, aún potente. Es probable que esta explicación sea demasiado esquemática, y hay otras adicionales. Lo indudable es que, sobre todo del ventrículo izquierdo, todo desfallecimiento cardiaco, grave o no, se acompaña de edema pulmonar en mayor o menor grado, por lo que el edema pulmonar es hallazgo habitual en todo cadáver, si ha habido agonía. Puede intervenir en su génesis la lesión de las paredes capilares, en estados infecciosos o tóxicos.
Cuando hay cirrosis hepática secundaria, el edema pulmonar es más frecuente. Cualquiera que sea la patogenia, el edema pulmonar debe orientarnos en las siguientes direcciones diagnósticas:
A) Todas las enfermedades valvulares, sobre todo si hay insuficiencia ventricular izquierdo, como la insuficiencia aórtica o la estrechez mitral, la aortitis, la angina de pecho e infarto del miocardio y ciertos casos de pericarditis.
B) La hipertensión arterial, sobre todo las de origen renal. A veces, un acceso de edema pulmonar es la primera manifestación de una hipertensión latente.
C) En la hipertensión por feocromocitoma puede, o acompañar a la sintomatología, o ser el único síntoma (Þ).
D) En la toxemia gravídica (en sus formas hipertensas, no en las convulsivas), puede este síntoma ser el primer indicio de aquella intoxicación.
E) La adrenalina, en inyección intravenosa, puede producir graves edemas del pulmón.
También el extracto cortical total, y la desoxicorticoesterona (doca), si las dosis son grandes y no se ha disminuido la sal.
F) En la insuficiencia renal aguda con anuria, si se administran sueros parenterales en exceso.
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