Trastornos endocrinos y metabólicos.
Trastornos endocrinos y metabólicos. Muchos de ellos dan lugar a las distintas variedades del dolor de cabeza, sobre todo la jaqueca. Mi experiencia me ha enseñado que todas las alteraciones endocrinas, las de todas las glándulas, y lo mismo las híper que las hipofuncionales, pueden coincidir con jaqueca; lo lógico es que estos trastornos endocrinos produzcan un desequilibrio neurovegetativo que se desencadenaría en forma paroxística (acción disvegetativa de las endocrinopatías); la jaqueca no sería sino la expresión de este desequilibrio neurovegetativo. Citaré las principales causas endocrinas del dolor de cabeza:
A) Diabetes. Hay diabéticos en los que la aparición de cefalea, cefalalgias o jaquecas ocurren paralelamente a la hiperglucemia y desaparecen al equilibrarse el trastorno metabólico por el tratamiento; hay casos de diabéticos en los que la insulina es el más enérgico antineurálgico. Tales dolores pueden aparecer, y esto es muy importante, en estados prediabéticos: en individuos con herencia diabética, todo dolor reiterado debe hacer pensar en el comienzo del desequilibrio hidrocarbonado. En los períodos avanzados de la diabetes hay también cefaleas que evolucionan paralelamente a la acidosis.
B) Hipoglucemia. Se han descrito formas de hipoglucemia, espontánea o postinsulínica, de tipo cefalálgico o de jaqueca. Algunos individuos que se quejan de este síntoma cuando están algunas horas sin comer —no haber desayunado, por ejemplo—, y que lo alivian comiendo (el clásico dolor de cabeza por debilidad), son probablemente hipoglucémicos.
C) Trastornos ováricos. La influencia del ovario sobre el dolor de cabeza, singularmente sobre la jaqueca, es indirectamente ovárica. En primer lugar, la cefalea es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre, y en éste, en los de constitución asténica (constitución feminoide) o en los notoriamente intersexuales; hay muchos casos de cefalea o jaqueca que aparecen en la pubertad y se curan espontáneamente en la menopausia; la jaqueca premenstrual es frecuentísima; el embarazo las hace, ya aparecer, ya desaparecer; otras veces, los dolores coinciden con la ausencia del período en la insuficiencia ovárica espontánea juvenil, en la menopáusica o en la que se sigue a la castración, aliviándose entonces por la opoterapia ovárica. Todos estos datos demuestran la relación del dolor de cabeza con los trastornos ováricos y la necesidad de investigar éstos cuidadosamente en toda mujer que se queja de este síntoma.
D) Trastornos hipofisarios:
1. Los tumores hipofisarios (Þ) producen, con gran frecuencia, dolor de cabeza, sobre todo la cefalea profunda, gravativa, insoportable, de localización principalmente retroorbitaria, recordando la de la sinusitis frontal o la de los trastornos de la refracción ocular; pero más intensa. Se suele acompañar de astenia pronunciadísima. En toda clase de tumores hipofisarios, sobre todo en los adenomas (eosinófilos, basófilos o cromófobos), las crisis de crecimiento de la neoplasia se acusan por estas cefaleas atroces, que durante mucho tiempo, a veces muchos años, pueden ser el único síntoma, achacándolo a diversos diagnósticos, hasta que se radiografía el cráneo o se examina el fondo de ojo. Pueden estas cefaleas aparecer en casos en que no hay hipertensión craneal. En general, en los comienzos del adenoma hipofisario, y sobre todo en el eosinófilo (acromegalia), la cefalea adopta la forma de jaqueca en los comienzos de la enfermedad o en las formas de hiperpituitarismo constitucional, no acromegálico, en las cuales la radiografía acusa los rasgos del hiperpituitarismo (cráneo y masa facial grandes, paredes craneales espesas, a veces hiperostosis frontal interna, y sobre todo senos frontal, esfenoidal y maxilar muy desarrollados) con silla turca normal o pequeña. Si el tumor hipofisario ha destruido la célula osteodural de la silla turca, entonces la jaqueca se transforma en cefalea gravativa. La jaqueca con hiperpituitarismo atenuado y rasgos macrosinusales y microsillares constituye una variedad bien definida de este síndrome.
2. Con la hipófisis deben relacionarse ciertas cefaleas del crecimiento, que aparecen en muchachos con crisis de rápido estiramiento de la talla, seguramente debido a fases de intensa hiperactividad de la hipófisis. Algunas veces coinciden con glucosuria (Þ).
3. A mi juicio, esta misma patogenia hipofisaria puede atribuirse a ciertas cefaleas o jaquecas de las mujeres embarazadas, con síndrome de hiperpituitarismo gravídico (aspecto notoriamente acromegaloide de la cara, aumento de tamaño de las manos y pies; a veces, iniciación de la hemianopsia bitemporal, glucosuria). Desde luego, antes de hacer este diagnóstico deben eliminarse las otras posibles causas tóxicas de la cefalea gravídica (Þ).
4. La insuficiencia hipofisaria anterior puede acompañarse de cefalea, sea por hipoglucemia, o bien por hipotonía.
E) Se han descrito casos de dolores de cabeza tiroideos, paratiroideos, suprarrenales. Deben interpretarse o como coincidencias o como debidos a una predisposición suscitada por el trastorno endocrino, pero en el hipotiroidismo la cefalea es una queja frecuente.
F) Feocromocitoma. Este tumor suprarrenal medular, es causa de cefaleas intensas, a menudo paroxísticas y coincidentes con las crisis hipertensivas, aunque en otros casos la hipertensión es permanente y menos constante la cefalea. Al dolor de cabeza acompaña palidez, palpitaciones y sudoración. La determinación de catecolaminas y sus metabolitos, las pruebas funcionales y la angiografía, confirman el diagnóstico (Þ).
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