Prurito en las enfermedades hepáticas, Prurito ictérico.

Prurito en las enfermedades hepáticas. Prurito ictérico:

      A) En las enfermedades del hígado, sin icteria (por ejemplo, muy al comienzo de la cirrosis hepática venosa), puede haber pruritos, quizá muy rebeldes, que son elemento importante del síndrome precirrótico (Þ). Su patogenia se supone ligada a la insuficiencia hepática; pero ya sabemos cuán impreciso es este concepto; por lo menos en algunos casos, es un signo de hipersensibilidad (v. más abajo, VI, B).

     B) Aparte ha de considerarse el prurito ictérico, ligado con la hipercolemia, por lo que falta en las ictericias hemolíticas. Aun en este prurito esencialmente tóxico, tiene gran influencia el factor individual. Hay un prurito preictérico, antes de que aparezca la coloración amarilla de los tegumentos (pero existiendo ya la hipercolemia, todavía latente, de la que este síntoma es, a veces, el heraldo). Se ha señalado este prurito precocísimo como especial de las ictericias cancerosas; pero se observa también en casos no cancerosos. No es raro ver que, al cabo de un cierto tiempo, en los ictéricos crónicos, el prurito, espontáneamente, se atenúa, aun cuando persiste la ictericia. En cambio, otras veces, el prurito persiste después de haber desaparecido la ictericia. No es seguro que sea más intenso, como se pretende, en las ictericias por retención que en las por obstrucción, ni que se deba exclusivamente a la retención de sales biliares aunque su reducción por la colestiramina es una prueba evidente. Sobre las ictericias, (Þ).

     Es importante y tenaz en la cirrosis biliar primaria, como primera manifestación a menudo, antes de que la ictericia sea aparente. Ocurre en mujeres jóvenes y es una enfermedad poco frecuente que evoluciona además con pérdida de peso. La fosfatasa alcalina se eleva también precozmente así como el colesterol.