Oliguria.
Oliguria. La disminución de la cantidad normal de la orina es aún más difícil de establecer que la poliuria, pues, como no produce molestia alguna al paciente, sólo cuando alcanza grados extraordinarios se da éste cuenta de ella. La mayoría de las oligurias se diagnostican sólo en las clínicas, en enfermos en los que se anota sistemáticamente la diuresis.
A) Hay una oliguria fisiológica, debida a la insuficiente ingestión de líquidos o a la excesiva eliminación de éstos por vías diferentes de la renal, como los vómitos, diarreas o sudores muy copiosos. Estas causas, tan obvias, no siempre son valoradas por los enfermos, que, a veces, se alarman por oligurias intensas que tienen esa fácil explicación.
B) Las oligurias patológicas más frecuentes son las renales y las cardiacas; las de otros orígenes son raras.
1. En las nefritis agudas y en la fase final de las nefritis crónicas hay oliguria, que puede acentuarse hasta convertirse en anuria. La oliguria de las nefritis es de intensidad paralela a la de los edemas; y, por lo común, tardía y sin valor, pues, para el diagnóstico. En la insuficiencia renal aguda (necrosis tubular, etc.) la primera fase es oligoanúrica.
2. En cambio, en la insuficiencia cardiaca incipiente (Þ), la oliguria es síntoma precoz y de gran valor diagnóstico, casi comparable, en este sentido, a la disnea de esfuerzo. Al principio, la oliguria sólo se manifiesta mientras el individuo está en pie (oliguria ortostática o postural), compensándose, al echarse, por una poliuria relativa (poliuria clinostática; nicturia). Más adelante, la oliguria se hace permanente. La orina, en estas condiciones, es muy densa, oscura; pronto, si persisten 1as causas, aparece la albúmina y los hematíes en el sedimento, etc. El estudio de la intensidad y evolución de la oliguria tiene valor extraordinario para seguir la evolución de la insuficiencia cardiaca, así como los efectos del tratamiento.
3. En las cirrosis hepáticas suele haber oliguria; y opsiuria: retardo en la eliminación de los líquidos ingeridos, debida al éxtasis de las vísceras abdominales, especialmente del riñón: (Þ). No tiene valor diagnóstico ante la expresividad de los otros síntomas.
4. En la fase precomatosa y comatosa de la diabetes hay oliguria o anuria, en relación con la deshidratación y, a veces, con lesiones renales concomitantes. Tiene esta oliguria sentido de mal pronóstico. Otros síntomas: (Þ).
5. En ciertos casos de oliguria permanente bien tolerada se ha supuesto la existencia de un síndrome de hiperfunción posthipofisaria o de alteración de los centros poliúricos subtalámicos: lesiones inversas a las que producirían la diabetes insípida (síndrome hiperhidropéxico), (Þ).
6. En cualquier síndrome edematoso (nefrótico, carencial, etc.) existe retención prerrenal de agua y oliguria, por lo menos mientras se forman los edemas y durante el día.
7. En el shock existe siempre oliguria.
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