Lesiones del pezón.

Lesiones del pezón.  El clínico debe conocer exactamente las lesiones eccematoides precancerosas del pezón (Paget), pues es frecuente que las pacientes no le den importancia alguna; no es raro su diagnóstico casual, por médicos perspicaces, al explorar a una enferma por otras causas; por ejemplo, al auscultarlas. La aparición de la lesión es, a veces, precedida de una fase de secreción serosa o sanguinolenta del pezón. Después, el pezón adquiere un aspecto verrugoso y se forman en él pequeñas costras de apariencia banal, que, al ser levantadas, dejan ver un fondo de piel tierna, rosada, fácilmente sangrante; la costra se reproduce rápidamente. Este estado puede subsistir durante meses y aun años enteros.

Luego se instala, poco a poco, una lesión eccematoidea del pezón, que se extiende más o menos por la areola y por la piel de la mama misma, difícil de diferenciar de un eccema banal; se dice que en el eccema precanceroso los bordes son más duros y bien definidos que en el eccema ordinario, y, sobre todo, que al levantar la costra, aparece el aspecto tierno y sangrante antes anotado; pero en toda mujer con eccema del pezón, y singularmente cuando no es joven y no sufre de otros eccemas, debe sospecharse el eccema precanceroso y proceder inmediatamente a la biopsia. Ésta muestra en el epitelio la existencia de elementos celulares anormales, característicos: células voluminosas, de protoplasma claro, núcleo hipercrómico con nucléolos y, a veces, en plena carioquinesis (células de Paget). Al cabo de más o menos tiempo, el pezón se retrae y acaba por desaparecer, convirtiéndose en un nódulo duro, mientras que en el interior de la mama aparecen nódulos netamente neoplásicos.



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