Fístulas actinomicósicas.

Fístulas actinomicósicas.  Son típicas en esta lesión las fístulas, de uno o varios trayectos, con pus que, en algunos casos, y no siempre como se lee en muchos sitios, tiene un aspecto oleoso, amarillento; en este pus se perciben granos típicos, en cuyo análisis se descubren fácilmente las mazas y filamentos del hongo causal. Asientan sobre un tejido cicatrizal duro, que puede recordar a las lesiones tuberculosas o sifilíticas. La lesión puede localizarse puramente en la piel; pero lo más frecuente es que sea profunda, afectando, hasta el hueso, sobre todo el maxilar inferior: las fístulas de esta lesión predilecta asientan en el borde inferior y en el ángulo de la quijada. Las actinomicosis viscerales, sobre todo la ileocecal (Þ), pueden fistulizarse en la pared de la fosa iliaca derecha o en la lumbar. Es menos frecuente la pleural o costal, que se abre en la pared torácica. Es rara la lingual (Þ) y la renal (Þ). En casos dudosos se puede ensayar la aglutinación (Þ); la desviación del complemento, menos usada, es también útil (Þ). Es típico de las fístulas actinomicóticas que no respeten las estructuras anatómicas y atraviesen directamente huesos y aponeurosis.



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