Esplenomegalias por lesiones primitivas del bazo.

Esplenomegalias por lesiones primitivas del bazo:

      A) Infarto embólico del bazo. El infarto aséptico del bazo se puede producir por todas las causas de embolia (Þ). En el territorio del bazo irrigado por la arteria embolizada se produce una cuña, anémica o hemorrágica. Unas veces, el infarto se denuncia por dolor local y ligero aumento de tamaño del órgano y reacción seudoperitonítica. Pueden, en ocasiones, palparse y auscultarse frotes. Otras, hay un síndrome grave, de abdomen agudo (Þ). Pero lo frecuente es que estas molestias sean muy leves o inexistentes. De aquí la gran frecuencia con que en las autopsias se descubren infartos del bazo indiagnosticados en vida. La esplenomegalia es discreta o ausente.

     B) Abscesos del bazo. Así como el émbolo aséptico produce el infarto, el émbolo séptico puede dar lugar a un absceso. Éstos son frecuentemente múltiples y pequeños, revelándose por esplenomegalia discreta y moderadamente dolorosa; su diagnóstico es muy difícil si el absceso es único y voluminoso, puede producir renitencia que hace posible el diagnóstico, como en un caso mío en el curso de una septicemia puerperal. A veces, el absceso esplénico es origen de peritonitis, localizadas (periesplenitis) o generalizadas.

     C) Trombosis o tromboflebitis de la vena esplénica. Se presenta casi siempre unida a la sintomatología de la tromboflebitis de la porta (pileflebitis) (Þ). Afección rara, de diagnóstico muy difícil. Se produce por las mismas causas de la pileflebitis, especialmente por traumatismos o infecciones de vecindad (ganglios, inflamaciones, tumores infectados, etc.) o en casos de cirrosis hepática; o a infecciones generales (tifoidea, etc.); otros se achacan a sífilis; en un caso mío había poliserositis tuberculosa; algunos son de origen indiagnosticable:

     1. Lo corriente es que estas causas den lugar a su sintomatología abdominal propia, ante la cual se esfuman los signos de la trombosis de la vena esplénica; pero, éstos, otras veces, el clínico los percibe y clasifica. Consisten en esplenomegalia moderada, congestiva, dolor discreto local, fiebre, tendencia a la ascitis y a anemia, no intensa, pero progresiva, y, por fin, hemorragias gástricas o intestinales, que pueden ser desde mortales hasta muy leves, verdaderas hemorragias ocultas. Estas hemorragias coinciden con una disminución de la esplenomegalia.

    2. A la larga, la tromboflebitis de la esplénica puede dar lugar a una intensa esplenomegalia, con anemia, hemorragias, fiebre y ascitis; es decir, al mismo cuadro de la anemia esplénica de Banti, antes descrita (Þ) (Eppinger-Frugoni).

     D) Tuberculosis primitiva del bazo, ya citada (Þ).

     E) Quistes esplénicos. Son muy raros y de diagnóstico difícil. No producen otro síntoma que el tumor y, si son muy grandes, síntomas de compresión, dispepsia y discreto dolor. La esplenomegalia puede ser enorme, apreciándose, a veces, bien la fluctuación. Los principales son:

     1. Quistes postraumáticos. Rarísimos; el traumatismo puede haberse olvidado, y esto dificulta el diagnóstico.

     2. Quistes secundarios a otras esplenomegalias: palúdica, sifilítica, cirrótica, etc.

     3. Quistes neoplásicos: angiomas, quistes dermoideos; la cavidad puede contener sólo sangre. También son excepcionales.

     4. Quistes hidatídicos. Son raros (un 3 por 100 de todos los quistes hidatídicos). En los países, como el nuestro, donde esta infección abunda, se puede pensar en ellos y diagnosticarlos, sobre todo, si coexisten con otros quistes de diagnóstico más fácil (hígado, pulmón). Pueden ser múltiples. A veces se calcifican. Sobre el diagnóstico de la hidatidosis, (Þ).

     5. Rarísimos quistes de colesterina, de etiología desconocida, quizá ligados con estados constitucionales; pueden ser muy voluminosos (hasta de seis litros) y acompáñanse de mal estado general, con anemia, albuminuria, etc.

     F) Cáncer del bazo. Raro y de diagnóstico difícil también:

     1. Los tumores benignos (sobre todo, fibroma) no dan otro síntoma que el bulto esplénico.

     2. Los malignos pueden ser primitivos o secundarios. Los primitivos, raramente observados, son sarcomas, linfosarcomas, endoliomas. El bazo crece rápidamente, con dolor espontáneo y a la presión; y a veces con crisis de induración parcelar (Martín Lago); a la palpación es unas veces irregular, y otras liso. Hay caquexia y abundantes adenopatías, que pueden faltar, en casos bien comprobados, así como la anemia. Los secundarios suelen ser carcinomas.



  • leve esplenomegalia
  • esplenomegalia discreta
  • discreta esplenomegalia
  • esplenomegalia leve

  • esplenomegalia moderada

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