Dolores en relación con estados generales.
Dolores en relación con estados generales. Sus principales causas son las siguientes:
A) Dolores de crecimiento. En la edad del crecimiento, sobre todo en niños de crecimiento muy rápido, alrededor de la pubertad, son frecuentes estos dolores, de localización ósea u osteoarticular. Vagos en cuanto a su topografía, pero con predilección por las rodillas son generalmente no muy acentuados; pero pueden ser muy molestos por su insistencia. Suelen agravarse por la fatiga. Pueden obedecer a distintas causas:
1. En ciertos casos es preciso interpretarlos como fisiológicos, relacionándolos con la hiperactividad circulatoria y trófica de las zonas de crecimiento epifisario. A este diagnóstico fisiológico sólo se debe llegar después de haber desechado escrupulosamente todas las posibles causas patológicas mediante el examen clínico y radiográfico.
2. En efecto, esta misma hiperactividad de las epífisis sirve en ocasiones de zona de atracción de las infecciones que son responsables, entonces, de los dolores. Las osteomielitis banales, las osteítis tuberculosas, eligen de preferencia, en esta edad, la localización epifisaria; y no es raro el que los pretendidos dolores de crecimiento sean el preludio de dichas osteítis.
3. Es indudable que no pocos casos diagnosticados de dolores de crecimiento son formas atenuadas de reumatismo cardioarticular (Þ). Lo prueba el que, más adelante, puede el reumatismo reaparecer, en sus formas típicas; y el que, en algunos casos con endocarditis de tipo reumático, el único antecedente que se encuentra es el de intensos «dolores de crecimiento».
4. Otros reumatismos infecciosos, sobre todo los focales, pueden revelarse, en la edad puberal, por vagos dolores epifisarios que se diagnostican, igualmente, de «crecimiento» (Þ). La extirpación de amígdalas o adenoides infectadas o de otro foco séptico, hace desaparecer tales dolores (después, por lo común, de una exacerbación pasajera).
5. En algunos casos, estos dolores se deben a las osteosis asépticas, necróticas, que suelen aparecer después de esfuerzos, con especial frecuencia en esta edad. Su diagnóstico es sólo radiográfico (Þ).
6. En la epifisiolisis de la cabeza del fémur, es frecuente, con la cojera, el dolor en la cadera, o en la cadera y rodilla (Þ).
B) En muchas endocrinopatías hay dolores vagos, reumatoides, de localización imprecisa, muscular, ósea o articular. Citaré:
1. La acromegalia, en la que pueden ser muy molestos; se relacionan, seguramente, con los brotes de intenso crecimiento óseo; en las radiografías, en estos casos, los huesos aparecen especialmente deformados, a veces con verdaderos osteofitos que recuerdan los del reumatismo crónico. Pueden ser estos dolores síntoma muy precoz de la enfermedad (Þ).
2. En el síndrome del basofilismo hipofisario (enfermedad de Cushing) o plétora hipofisocortical (Þ) y en el síndrome de Cushing, hay, muchas veces, dolores óseos que coinciden con zonas de osteoporosis y con hipercalcemia; se atribuye o a hiperparatiroidismo concomitante o al trastorno proteínico del esqueleto fibroso, que impide el depósito de las sales cálcicas. Este síntoma puede ser muy precoz e intenso. Afecta con mucha frecuencia también al raquis.
3. En la insuficiencia hipofisaria (Simmonds) son frecuentísimos los dolores de las piernas, sobre todo en las rodillas (Þ).
4. En el hipertiroidismo, los enfermos se quejan, en ocasiones, de dolores óseos, quizá violentos, en algunos casos acompañados de fracturas espontáneas. Se relacionan con una osteoporosis hipertiroidea, acompañada de hipercalcemia. He visto pocas veces esta complicación del hipertiroidismo (Þ).
5. En el mixedema son comunísimos los dolores reumatoides vagos en las extremidades, sobre todo en las inferiores. No hay que confundirlos con las artropatías gotosas o infecciosas que se presentan, no raramente, en estos enfermos. Los dolores de los mixedematosos dan la impresión de musculares y obedecen bien a la opoterapia (Þ).
6. Menopausia. Un síntoma muy frecuente en el climaterio es el dolor vago o vivo de los huesos, diagnosticado generalmente de reuma. Pueden ser debidos a lesiones artropáticas características de esta edad (Þ); pero sobre todo a la osteoporosis involutiva precoz (Þ). Es frecuente que se acompañe de hipercalcemia-hiperuricemia. Este síndrome osteóscopo o doloroso del climaterio es una de las más típicas y frecuentes manifestaciones de los tiempos menopáusicos.
7. Ya he dicho la frecuencia de la debilidad ligamentosa, dolorosa, en jóvenes con insuficiencia genital, sobre todo del tipo del síndrome adiposogenital. Muchas veces son simples dolores erráticos, en relación con escoliosis y pie plano, etc. Otras veces se trata de lesiones óseas, principalmente necrosis asépticas (Þ) o epifisiolisis sobre todo de la cabeza del fémur (Þ).
C) Osteoporosis postraumática (Sudeck-Leriche). Después de un traumatismo, quizá no muy llamativo, uno o dos meses después, pueden aparecer dolores difusos con más o menos marcada impotencia funcional, edema rebelde a veces, parestesias, cianosis, hiperhidrosis; otras veces, sólo hay dolor espontáneo y a la presión. Naturalmente, puede presentarse en otras regiones del esqueleto, aunque los miembros inferiores son los preferidamente afectados. A la radiografía se aprecia osteoporosis, difusa o en zonas limitadas, con aspecto marmóreo y más tarde atrofia y fragilidad del hueso. La gammagrafía muestra fijación local de radionúclidos de tecnecio en el hueso. A pesar de los signos inflamatorios locales —eritema, calor— la V.S.G. está apenas elevada o es normal. Calcificaciones de tejidos blandos, no raras. He visto bastantes casos diagnosticados de artritis, etc., indebidamente escayolados u operados. Constituye la atrofia ósea de Sudeck y se atribuye a la lesión neurovegetativa de la regulación vasomotora. Suele designarse actualmente algodistrofia o distrofia refleja, por la supuesta mediación del sistema neurovegetativo. Se incluye en este grupo el síndrome hombro-mano que conduce a una contractura de los dedos y a una aparente «periartritis escápulo-humeral» Existe atrofia cutánea y muscular con aspecto esclerodérmico de la piel. Entre las causas: un infarto del miocardio reciente, la epilepsia, hipertiroidismo, medicamentos largamente administrados, pericarditis vírica, hemiplejía, Parkinson, etcétera.
D) En algunas hipoavitaminosis, principalmente en la escorbútica (Þ), los dolores óseos, en las piernas, pueden ser precocísimos, sobre todo en los niños; no deben nunca dejar de investigarse estos estados carenciales en los niños con dolores de piernas. Histológicamente, se trata de procesos de periostitis y osteoporosis.
E) Dolores en ciertas hemopatías —una dactilitis dolorosa y edematosa— (síndrome «mano-pie») puede ser un síntoma inicial en la anemia drepanocítica de la infancia.
F) Diversos estados psicopáticos y neuróticos se acompañan de dolores en los miembros inferiores. Su diagnóstico, siempre delicadísimo, se hace sólo previa una rigurosa eliminación de todas las causas orgánicas y una comprobación igualmente rigurosa de la alteración nerviosa. El cuadro llamado actualmente restless legs (piernas inquietas) con parestesias y dolores en el reposo en cama o sentado, corresponde, a menudo, a neurosis o cuadros depresivos, pero en otros casos existe una polineuropatía, por ejemplo, diabética.
G) Dolores por tumores retroperitoneales que afectan a las raíces lumbares de los nervios crurales.
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