Tumoraciones ováricas
Tumoraciones ováricas:
A) La más interesante para el internista es el quiste. Cuando es bastante voluminoso se palpa hacia la fosa iliaca, sobre todo la derecha, hundiéndose en la pelvis; su forma redondeada y la sensación típica hacen fácil el diagnóstico aun no existiendo síntomas generales ni endocrinos. La dificultad diagnóstica es mayor cuando se trata de un quiste pediculado, cuya relación con el aparato genital puede ser difícil de fijar. Puede dar lugar a dolorimiento constante (Þ) o al grave accidente de la torsión del pedículo (Þ). El gran quiste ovárico invade el abdomen y puede plantear el diagnóstico diferencial con la ascitis (Þ). La matidez convexa hacia arriba de los quistes y el rechazamiento radiológico de estómago y colon transverso hacia el tórax, permite distinguirlos de las ascitis. Se presenta de preferencia en mujeres solteras, con dismenorrea e irregularidades en la menstruación; muchas veces, con pigmentaciones dérmicas (cloasma ovárico): (Þ); pero estos síntomas pueden faltar y existir sólo la tumoración. No es rara su coincidencia con la mama poliquística (Þ).
B) Cito aparte el fibroma ovárico, que puede ser de tamaño discreto y de difícil diagnóstico local. En ocasiones acompáñase de ascitis e hidrotórax unilateral (generalmente derecho) o bilateral con caracteres de trasudado. (Meigs): (Þ).
C) Hay un grupo de tumores del ovario que, además de los síntomas locales, se acompañan de manifestaciones generales, endocrinas, que interesan al médico:
1. Tumores ováricos con síndrome de hiperfeminización. Son los foliculinomas, tumores de la granulosa, en los que hay una producción excesiva de foliculina, comprobable por las pruebas biológicas; con hiperplasia glanduloquística del endometrio; y con pubertad precoz en la niña; metrorragias, interpoladas de amenorrea, en la mujer adulta; y metrorragias en la menopáusica. Pueden evolucionar malignamente, con metástasis.
2. Tumores ováricos con síndrome de virilización: pubertad precoz seguida de rápida virilización en la niña; virilización en la mujer adulta: con obesidad, esterilidad, trastornos menstruales. Se trata de luteinomas (desarrollados a expensas del tejido luteínico: 17-cetosteroides normales) (Stein-Leventhal). Otras veces son arrenoblastomas (desarrollados a expensas de los restos de tejido testicular que existen en el hilio ovárico: 17-cetosteroides aumentados). O más raramente seminomas (a expensas de restos de tejido seminífero: 17-cetosteroides positivos). La coincidencia del síndrome de virilismo con el tumor ovárico los caracteriza; y diferencia a estas formas ováricas del virilismo de los virilismos suprarrenales, hipofisarios, etc. (Þ). El diagnóstico de la variedad de tumor sólo se puede hacer con seguridad histológicamente.
3. Tumores ováricos sin síndrome general, pero con reacción de gonadotrinas coriónicas positiva. Esta reacción debe hacerse en todo caso de tumor ovárico; cuando es positiva, puede asegurarse que se trata de un corioepitelioma de mal pronóstico. No se olvide que el corioepitelioma, en los dos sexos, puede asentar fuera de las gónadas, por ejemplo, en el mediastino (Þ).
4. Cáncer metastásico del ovario (Krukenberg). Afección rara, generalmente metastásica a carcinomas del aparato digestivo. A veces se trata de mujeres jóvenes. El síndrome digestivo, de tipo banal o maligno, puede preceder al ovárico o iniciarse el cuadro clínico por éste: aumento del abdomen, menorragias, ascitis, dolores; siendo la lesión gástrica hallazgo de la autopsia. Es casi siempre bilateral el tumor, del tamaño de una naranja, duro; e histológicamente se caracteriza por la presencia de células grandes con núcleos que recuerdan a un sello de sortija (células en sello). Su curso suele ser rápido.
5. En las niñas pueden aparecer en el ovario ganglioneuromas, raros, de gran tamaño y curso rápidamente mortal.
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