Sialorrea

Sialorrea (Aptialismo, salivación, sialosis).  El exceso de saliva puede ser tragado (sialofagia), acompañado, generalmente, de trastornos dispépticos (flatulencias, aerofagia); o bien, es expulsado al exterior. En casos extremos de sialorrea se han contado 8 o 10 litros en veinticuatro horas. Se debe a las causas siguientes:

     A) Sialorreas tóxicas. La intoxicación más importante en este sentido es la de la estomatitis mercurial (Þ). La intoxicación por la pilocarpina, y otros colinérgicos (fisostigmina, prostigmina) mucho menos frecuente, tiene también esta manifestación característica (sin estomatitis) (Þ). Menos importante es en la intoxicación por el yodo, bromo, clorato potásico, fósforo, arsénico, plomo, etc. Entre las intoxicaciones alimentarias, citaré el botulismo (que otras veces produce aptialismo) (Þ) y la intoxicación por las setas (Þ), especialmente por la muscarina.

     B) Sialorrea en las lesiones bucales. Todas ellas, hasta las más leves, pueden producir sialorrea: lesiones dentarias, toda clase de estomatitis (Þ), aparte de la mercurial, ya citada; y casi todas las lesiones de la lengua (Þ) o dentaduras postizas mal aplicadas.

     C) Los cálculos de las glándulas salivares producen sialorrea, característica (Þ).

     D) En muchas infecciones hay sialorrea, principalmente en la viruela y en la rabia.

     E) En lesiones del sistema nervioso:

     1. Se producen sialorreas, verdaderas o falsas (por dificultad de tragar), en las afecciones siguientes: parálisis labioglosofaríngea, seudoparálisis bulbar, miastenia seudoparalítica, parálisis facial bilateral, parálisis agitante, encefalitis epidémica y parkinsonismo postencefalítico. El valor diagnóstico en todos estos casos es mínimo; salvo en el síndrome parkinsoniano en el que la sialorrea puede preceder a las típicas rigideces musculares.

     2. La sialorrea puede presentarse, en forma de crisis, en las tabes y en ciertas neuralgias del trigémino, principalmente en el tic doloroso de la cara (Þ); en algunos casos de jaqueca, de aura epiléptica (he visto varios casos), de vértigo; y en el comienzo de las crisis hipotalámicas agudas (Þ).

     F) En ciertas lesiones del aparato digestivo: divertículos, cáncer y otras lesiones del esófago; gastritis; principalmente la hiperclorhídrica, coincidiendo o no con la pirosis; a veces esta salivación, fluida y alcalina, calma el ardor gástrico; úlceras gástricas o duodenal, tenia y otros parásitos intestinales (en los niños con sialorrea debe buscarse siempre esta causa); cólicos hepáticos y otras lesiones del hígado; lesiones pancreáticas: en éstas puede ser muy intensa. En el cáncer de esófago es frecuente. Durante la fase nauseosa que precede a cualquier vómito, también.

     G) Un carácter especial tiene la sialorrea de las embarazadas, que, en algunos casos, puede ser copiosísima, ya aislada, ya unida a otros síntomas de las gestosis (Þ).

     H) En algunos casos, raros, de hipertiroidismo hay crisis de sialorrea.

     I) Hay casos de sialorrea esencial en sujetos nerviosos. No debe aceptarse este diagnóstico sin un escrupuloso examen clínico.

     J) En la fase inicial de una lipotimia o síncope vasovagal, junto a bostezos, náuseas y sudoración. También en el mareo de mar y otras kinetosis.

     K) En el síndrome hipoglucémico, durante la fase inicial.



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