Arsénico

Arsénico (ácido arsenioso, arseniato de sosa, salvarsán, atoxil):

      A) Intoxicación aguda: Grave gastroenteritis con vómitos verdosos de olor aliáceo, sialorrea y diarrea coleriforme; vértigos, cefalea, colapso. En el salvarsán, a veces, exantema e ictericia por hepatosis degenerativa (Þ). En la arsfenamina, puede haber íleo paralítico (Þ).

     B) Intoxicación crónica: Lo típico es la polineuritis (Þ); las pigmentaciones (Þ); hinchazón de párpados; hiperqueratosis (Þ); trastornos tróficos de las uñas en forma de bandas blancas de Mees (Þ); raramente, esclerodermia (Þ). En algunos casos hay eritrodermia febril (que se cura por las sulfamidas). Puede haber aumento de peso. El atoxil (ácido metarsenílico), ya no usado, produce ceguera por neuritis retrobulbar. El salvarsán puede dar lugar, además de las polineuritis, a intensas reacciones dérmicas y nerviosas de tipo encefalítico (Þ) y a las hepatosis de la intoxicación aguda; o anemia con agranulocitosis (Þ).

      Etiología: La mayoría de los envenenamientos antiguos se realizaban con arsénico, por ser insípido y fácilmente disimulable en los alimentos. Por esta misma razón son frecuentes los accidentes casuales, por ejemplo, por confundir con harina el arseniato de sosa, muy empleado en el medio rural como matarratas y parasiticida. Intoxicaciones profesionales o casuales, por manejar estos productos o colores verdes, o simplemente por habitar en sitios empapelados con estos colores; obreros de fábricas de colores; mineros, viñadores; bebedores de vino de viñedos muy tratados con arsénico. Enfermos sometidos a la medicación arsenical; probablemente ésta actúa muchas veces en colaboración con las infecciones que trata de combatir (sífilis, melitococia, etc.).