Polaquiuria.

Polaquiuria.  Se llama así al número excesivo de micciones. El número de micciones diarias varía normalmente según límites amplios. El paciente suele darse cuenta de cuándo la frecuencia empieza a ser anormal, ya porque el número de micciones se hace francamente excesivo, ya porque, como ocurre muchas veces, la polaquiuria se acompaña de dolor o tenesmo (disuria); ya, sobre todo, porque la polaquiuria obliga a levantarse durante la noche.

     A) La polaquiuria acompaña, desde luego, a todas las formas de la poliuria (Þ); muchas veces la poliuria se diagnostica por la polaquiuria; lo primero que hay, pues, que averiguar en un enfermo que orina muchas veces es si es o no poliúrico.

     B) Descartada la polaquiuria por poliuria, quedan las polaquiurias verdaderas, primitivas. Sus principales causas son:

     1. Ciertas lesiones renales producen polaquiuria con discreta o nula poliuria. Son las siguientes:

      a) La tuberculosis renal, de la que puede ser la polaquiuria un síntoma precoz, antes de que haya cistitis y tenesmo. Otros síntomas: (Þ).

      b) Las pielitis y pielonefritis producen también polaquiuria, sobre todo nocturna. El análisis del sedimento se impone, pues, en todo polaquiúrico (Þ).

      c) En la litiasis renal —por la excitación refleja desde el riñón producida por la pelvis conteniendo cálculos— es frecuente la polaquiuria, sin ninguna otra molestia; no es raro que polaquiurias inexplicadas en personas maduras encuentran su interpretación en el hallazgo radiográfico de un cálculo renal mudo. Otros síntomas: (Þ).

      d) El riñón movible puede producir también este síntoma ya aislado, ya, generalmente, acompañado de los otros síntomas de esta enfermedad (Þ); sobre todo las crisis hidronefrósicas.

     2. Las lesiones de los órganos pelvianos pueden producir polaquiuria, ya por compresión mecánica sobre la vejiga (quistes del ovario, tumores uterinos, retroversión uterina, útero grávido); ya por cistitis, secundaria a salpingitis, cánceres rectales, apendicitis, etc. Esta polaquiuria suele ser mucho menos importante que el resto de la sintomatología; sobre todo, predomina la disuria (Þ).

     3. Todas las lesiones de la vejiga (Þ) producen polaquiuria, de menor interés diagnóstico que los otros signos del síndrome vesical. Deben recordarse las siguientes:

      a) Cistitis aguda o crónica. Con el dolor y la piuria, es la polaquiuria un síntoma fundamental. Suele ser principalmente nocturna; su presencia varía desde unas cuantas veces en las veinticuatro horas a varias veces en la hora. La irritación vesical, aun sin cistitis, por las cristalurias de procedencia renal, origina polaquiuria.

      b) Cálculos vesicales. Esta polaquiuria suele cesar por la noche y aumentar con el ejercicio, a la inversa que la de las prostatopatías; y se explica porque el cuello de la vejiga es menos excitado durante la postura echada.

      c) Tumores de la vejiga. Se sospecharán por la edad, la intensidad de la hematuria y el mal estado general; se impone la cistoscopia.

     d) Hay casos de polaquiuria de difícil interpretación, debidos a leucoplasia vesical, que nada tiene que ver, según algunos (no es seguro), con la sífilis y tuberculosis; a veces, precancerosa. Se presenta, sobre todo, en casos de bacteriuria crónica. Su diagnóstico se hace sólo por la cistoscopia.

      e) En la retracción vesical (vejiga pequeña) de origen cistítico, escleroso o neoplásico.

      f) En la compresión vesical extrínseca, por tumores o quistes de vecindad y en el embarazo avanzado.

     4. La polaquiuria es un síntoma importante del cuadro, clínicamente análogo al cistítico, de las lesiones del uréter (Þ).

     5. Tienen mucha importancia las polaquiurias como síntoma precoz de todas las afecciones de la próstata (Þ). Es una polaquiuria, ya discreta, ya intensísima, sobre todo nocturna; casi siempre más llamativa en la primera parte de la noche.

     6. También se presenta este síntoma, y puede ser durante largo tiempo el único, en la hiperplasia de las vesículas seminales.

     7. En individuos nerviosos, sobre todo en momentos de emoción, se produce una polaquiuria, a veces frecuentísima, ya sin molestias, ya con iniciación de tenesmo. El examen clínico excluye la existencia de toda lesión. Considérase que esta polaquiuria emotiva, cuando es muy marcada, se debe a un estado nervioso constitucional designado como vejiga irritable; lo cierto es que lo padecen especialmente determinados individuos jóvenes y nerviosos. La vejiga irritable aparece otras veces tardíamente en mujeres climatéricas: no debe confundirse con la polaquiuria debida a los brotes de cistitis, leves, que pueden padecer estas mujeres.

     7. De origen neurológico: en lesiones mielorradiculares.

     8. En los niños, la polaquiuria puede obedecer a otras causas que conviene tener presentes:

     a) Fimosis, simple o con balanitis; cálculos vesicales o uretrales.
     b) Parásitos intestinales: (Þ).

      c) Las orinas ácidas, fosfatúricas, bacilúricas producen polaquiuria. Su aspecto turbio orienta hacia estas alteraciones, que confirma el análisis de la orina, imprescindible en toda polaquiuria.

      d) Debe tenerse presente, en casos de polaquiuria infantil inexplicada, la posibilidad de la enfermedad del cuello: (Þ).



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