Osteosis y osteítis.
Osteosis y osteítis. En todas ellas, las fracturas espontáneas pueden ser el primer síntoma, que induce al diagnóstico, o bien producirse en casos previamente diagnosticados. Habrá que revisar las siguientes posibles enfermedades:
A) Osteoporosis congénita (osteopsatirosis, fragilidad ósea congénita, osteogénesis imperfecta: Lobstein). Esta curiosa afección se caracteriza por un estado de esponjosidad de los huesos, que da lugar a las fracturas facilísimas, generalmente sin dolor y con consolidación rápida. Cuando las fracturas se repiten mucho, pueden producirse deformaciones importantes en los huesos. Unas veces se manifiesta desde el nacimiento (displasia perióstica congénita, Durante o forma de Vrolik); pero, en general, aparecen los accidentes en los años prepuberales, atenuándose con la madurez y la involución. Algunos pretenden, sin razón, que las dos formas, la congénita (Durante, Vrolik) y la tardía (Lobstein) son enfermedades distintas. Puede ser afección familiar y hereditaria. Afecta preferentemente a mujeres. Es muy frecuente la asociación de fragilidad ósea con la esclerótica azul (Þ), que puede también aparecer, aislada, en individuos de la familia del que padece las fracturas. Se han descrito casos con tímpano azul. Tampoco es rara la asociación con otras alteraciones congénitas, como la sordera (Von der Hogve), el abombamiento supraauricular de los parietales u otras deformidades del cráneo, las miopatías congénitas, la hiperelasticidad articular e hipotonía muscular (Morquio): (Þ), la disostosis cleidocraneana (Þ), el enanismo, la hipertensión arterial juvenil, etc. El esqueleto de estos enfermos tiene una predisposición especial para padecer tuberculosis. Se dice que no hay alteraciones de la calcemia, pero a veces la he visto, y elevada. Hay aumento de la fosfatasa alcalina y ácida en suero; hidroxiprolina, pirofosfato y glicosaminoglicanos en orina.
Actualmente se atribuye el proceso a una alteración molecular en la estructura del colágeno de la piel y del hueso, con predominio del tipo III respecto del I y este último colágeno es el necesario para la mineralización del tejido óseo; también otras proteínas óseas, no colágenas, tienen el metabolismo trastornado,
B) Osteoporosis senil. Esta osteoporosis es muy difusa, y esta difusión permite el diagnóstico diferencial con la osteosis fibrosa y los cánceres. Puede iniciarse en el climaterio. Se revela por dolores que se calman con el reposo; y después por las fracturas fáciles, que generalmente empiezan después de los sesenta años, pero que pueden ser más precoces (casos hasta de cuarenta años). No suele haber alteraciones de la calcemia.
C) Osteoporosis de origen nervioso. En ciertos casos de tabes o (menos frecuentemente) de parálisis general, se producen fracturas múltiples, fáciles, con escasos o nulos dolores (tabes poliostoclásica). También se han descrito en la siringomielia. La coexistencia de los síntomas nerviosos hace fácil estos diagnósticos.
D) Osteosis deformante (Paget): (Þ).
E) Osteosis fibroquística, hiperparatiroidea (Recklinghausen): (Þ) y en la osteodistrofia renal por hiperparatiroidismo secundario.
F) Es especialmente causa de fractura la esclerosis fibroquística localizada juvenil (Þ).
G) No debe olvidarse la osteosis fibroquística con pubertad precoz y discromías (Albright) (Þ), una forma clínica de la displasia fibrosa poliostótica de Jaffe-Liechtenstein, que puede producir también fracturas espontáneas.
H) En varias endocrinopatías, puede haber osteoporosis con fracturas espontáneas. Citaré: el hipertiroidismo (Þ); la diabetes juvenil (he visto un caso de fracturas graves durante una crisis hipoglucémica); la tetania. En el Cushing la osteoporosis vertebral produce vértebras aplastadas y fracturas con angulaciones y disminución de talla, también en el yatrógeno. En el síndrome de Turner: osteopenia por hipoestrogenismo, las dosis excesivas, en curas prolongadas de corticoides producen osteoporosis, con fracturas vertebrales.
I) Leontiasis ósea: (Þ).
J) Lesiones osteíticas. Todas ellas pueden producir fracturas espontáneas. Su interés diagnóstico reside en aquellos casos en los que la fase aguda de la osteítis había pasado inadvertida, quedando una caries latente, que se revela por fracturas fáciles. La lesión se confirma por la radiografía. He visto casos de estas fracturas por caries ignoradas originadas en antiguas tifoideas, melitococias, tuberculosis, sífilis, etc. El caso más corriente es la caries vertebral tuberculosa; la deformación del mal de Pott es, en parte, debida a pequeñas fracturas del hueso osteítico.
K) El raquitismo y la osteomalacia pueden dar lugar también a este síntoma; la osteomalacia mucho más frecuente que el raquitismo. En realidad más que fracturas suelen ser «seudofracturas», fisuras o líneas de Milkman-Looser, a menudo simétricas, perpendiculares al eje del hueso, sin discontinuidad de la matriz osteoide, decalcificada, en estos lugares, pero con dolores.
L) Igualmente, las lipoidosis del sistema reticuloendotelial: (Þ).
M) Osteoclerosis marmórea (enfermedad marmórea de los huesos: Albers-Schönberg). Se trata de una enfermedad rara, caracterizada por una esclerosis densa, marmórea, como indica su nombre, de los huesos, principalmente del carpo y tarso, pero también de otros segmentos esqueléticos. El diagnóstico es radiográfico. Esta condensación no supone resistencia mayor del hueso, sino, por el contrario, fragilidad, con tendencia a las fracturas fáciles, que generalmente son el síntoma revelador. Algunos casos se acompañan de esplenomegalia, hepatomegalia y anemia importante (Þ). Puede haber hipercalcemia e hiperfosforemia. Se supone esta enfermedad relacionada con la abundancia de flúor en las tierras y en las aguas; se presenta también en los obreros de aluminio. Algunos suponen que su patogenia es hiperparatiroidea, como la de la osteosis fibroquística. Pero probablemente es una enfermedad constitucional análoga a la osteoporosis congénita (es frecuente el parentesco de los padres, a veces es familiar y se presenta con frecuencia asociada a otras malformaciones congénitas).
N) Buen número de hemopatías pueden presentar fracturas espontáneas:
1. Por infiltración ósea, como en la leucemia mieloide, el cloroma y la linfogranulomatosis. Son, sobre todo, interesantes desde el punto de vista diagnóstico las localizaciones óseas de la linfogranulomatosis, que se revelan unas veces por dolor y otras, sin dolor previo, por la fractura espontánea; sus localizaciones preferentes son, por orden de frecuencia: vértebras (con cifosis que recuerda a la póttica: (Þ), pelvis, cráneo, fémur, esternón, húmero, escápula, costillas. La radiografía da una imagen típica.
2. Por osteoporosis concomitante hay fracturas en la anemia eritroblástica de Cooley y eritroblastosis con poliglobulia (Þ).
Ñ) Fracturas espontáneas en las hipoavitaminosis:
1. Escorbuto, sobre todo el infantil (Þ).
2. Osteosis por carencia (Þ). Las fracturas son en ellas relativamente raras.
3. Se han descrito fracturas espontáneas en las fisuras simétricas en los huesos u osteosis estriada (Milkman), atribuida a hipoavitaminosis D (Þ). En realidad se trata de la osteomalacia, de la que ya se ha hablado.
O) En varias intoxicaciones hay fracturas espontáneas; por ejemplo, en la del fósforo (Þ) y el aluminio (Þ). Últimamente se han descrito osteomalacias por aluminio en dializados.
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