Obesidades exógenas.

Obesidades exógenas.  Se llaman así las que son notoriamente debidas a un exceso en la ingesta, o a un defecto en el ejercicio físico, o a ambos factores a la vez, por hábito, muchas veces familiar o por tratamientos médicos (tuberculosis, etc.). Pueden colaborar algunos medicamentos (Þ). El diagnóstico se hace por los antecedentes, por la ausencia de signos patológicos, por el metabolismo basal normal, quizá con tendencia a alto. Sin embargo, aun en los casos de origen más puramente exógeno, hay que contar siempre con factores endógenos, es decir, con predisposiciones a la lentitud del metabolismo total, que no se acusan por otros signos clínicos, y sobre los que actúan fácilmente los factores exógenos. Además, el apetito excesivo y la tendencia al reposo excesivo se consideran hoy como fenómenos condicionados por alteraciones endocrinas y nerviosas y, por tanto, también endógenas. En este sentido, muchos piensan que la obesidad más frecuente, aunque de «realización» exógena, tiene un factor constitucional, que explicaría el reparto familiar no raro —aparente, según los impugnadores: serían el ambiente y costumbres familiares— y que estribaría en un hiperinsulinismo funcional, como han demostrado las recientes determinaciones de la insulinemia.