Neoplasias testiculares.

Neoplasias testiculares:

      A) La clasificación histológica de los tumores testiculares es muy discutida; no interesa al clínico. Se trata casi siempre de tumores malignos de tipo embriogénico (seminomas o carcinomas embrionarios; teratomas; corioepiteliomas); o bien de cánceres ordinarios (carcinoma, sarcoma, primitivos o metastásicos). Los tumores benignos (fibromas, lipomas, condromas) son raros. A veces el tumor se desarrolla a expensas de restos ectópicos, incluidos en el parénquima testicular, de tejido corticosuprarrenal. El tumor mismo es difícil, a veces, de diferenciar de otras lesiones de la glándula, ya citadas: orquitis sifilítica, viejos hematoceles, e incluso hidroceles muy tensos. El testículo aparece duro, generalmente uniforme, otras veces irregular; opaco a la transiluminación; el epidídimo se conserva intacto; el cordón está engrosado; la túnica vaginal es palpable al pellizcamiento; en suma, se trata de caracteres que pueden no bastar a la diferenciación con otras lesiones del órgano. Pueden ser muy voluminosos (un caso mío de seminoma en un testículo ectópico, del tamaño de una sandía). En el 70 por 100 de los casos, el tumor no es doloroso, por lo menos durante largas fases de su evolución; otras veces, hay dolor local, leve, con repercusión lumbar. El diagnóstico en la fase precoz se hace, casi siempre, por exclusión (eliminación del hidrocele, hematocele, tuberculosis y sífilis). Más adelante, el curso, las adenopatías y las metástasis, ahuyentan toda duda. Sobre todo en los seminomas, pero también en otras variedades, las metástasis pueden aparecer antes que las molestias locales y que el descenso del estado general. Hay un grupo de tumores del testículo (adenocarcinomas intersticiales) en los que el problema de diagnóstico se plantea, no por el tumor mismo, sino por síntomas endocrinos generales: macrogenitosomía con pubertad precoz (Þ) (tumores virilizantes del testículo). En casos de corioepitelioma hay estos mismos síntomas endocrinos; puede suceder que la hipermasculinización se acompañe de ginecomastia, que puede ser el síntoma inicial; quizá con secreción láctea, por reacción hiperpituitaria. Por esta ginecomastia, y, quizá, por algunos otros síntomas, leves del vello, de la libido, etc.; y por el aumento de los estrógenos en la orina, se ha hablado de tumores feminizantes del testículo. Como en realidad concentran caracteres hiperviriles y femeninos, podría hablarse de síndrome ambihipergenital. Ante toda sospecha de neoplasia testicular, quizá ante toda ginecomastia imprevista, debe realizarse la investigación de las hormonas gonadotropas en la orina, pues todos los tumores formados a expensas del tejido propiamente testicular (no los desarrollados a expensas de los tejidos de sostén), como son los carcinomas embrionarios, corioepiteliomas y teratomas, dan intensamente positiva esta reacción, que desaparece al extirpar el tumor, reapareciendo si se reproduce (Þ). Los 17-cetosteroides están también aumentados. Producen además estrógenos y el cariotipo de las células del corioepitelioma puede demostrar un sexo cromatínico femenino. Los tumores de las células de Sertoli o los de la granulosa, producen sólo estrógenos y los de las células intersticiales segregan andrógenos y estrógenos. Estos si son prepuberales determinan macrogenitosomía y pubertad precoz; los postpuberales, feminización y ginecomastia, atrofia genital, aspermia y ausencia de pilosidad en la barba.

     B) Neoplasias en los testículos criptorquídicos. El testículo criptorquídico presenta una marcada tendencia a la neoplasia. Las neoplasias a expensas del tejido intersticial y el adenoma testicular genuino, son casi exclusivos del testículo ectópico. El diagnóstico se sospecha cuando aparece, en un criptorquídico, una tumoración en el conducto o en el abdomen; y bastan para indicar la rápida intervención del cirujano.

     C) Hiperplasia testicular. En casos de atrofia de uno de los testículos, el sano se hiperplasia, y este aumento compensador puede alcanzar grados extraordinarios (hasta más del doble de un testículo normal, en un caso mío). No tiene interés diagnóstico. La hiperplasia puede, no obstante, ser confundida con tumores u orquitis y preocupar al paciente en lugar de tranquilizarle.



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