Fases de la Mitosis

Aunque pueda efectuarse por di­visión directa, mediante una simple estrangulación nuclear y citoplásmica, la división celular suele ir prece­dida de una exacta y precisa división de los cromosomas (que entraña la de los genes en ellos situados), a tra­vés de un proceso de división indi­recta: la mitosis o carioquinesis.

Este proceso divisorio indirecto se inicia con la aparición de filamen­tos cromonémicos claramente visi­bles en el núcleo celular que, por su parte, experimenta notable aumento de volumen.

Durante la fase ini­cial, denominada profase, estos fi­lamentos se arrollan helicoidalmente. a manera de un tirabuzón, hasta apa­recer finalmente como cromosomas perfectamente estructurados e indi­vidualizados. Al mismo tiempo se ob­serva una progresiva desdiferenciación del nucléolo y de la membrana nuclear. En el citoplasma, el centriolo se duplica y los dos citocentros neoformados, ro­deado cada uno por su correspondiente áster, comienzan a separarse; quedan, sin embargo, unidos por un manojo de finas fibrillas que forman la estructura conocida con el nombre de huso acro­mático. Mientras tanto, los cromosomas nucleares se han duplicado y cada uno de ellos ha quedado constituido por dos mitades, adosadas longitudinalmen­te y denominadas cromátidas.

La metafase, de escasa duración, se inicia con el desplazamiento de es­tos cromosomas duplicados hacia el ecuador del huso, donde se disponen formando la placa ecuatorial o estrella madre, fijos gracias a unos filamentos tractores que parten de los citocentros y se insertan en los centrómeros de cada cromosoma.

Durante la anafase, y mediante un acortamiento de los filamentos tractores, las cromátidas son atraídas hacia los polos del huso, en los que se forman dos estrellas hi­jas, constituida cada una de ellas por una mitad de las cromátidas en que se habían escindido los cromosomas.

En el transcurso de la telofase tie­ne lugar un proceso inverso al profásico, si bien ahora por partida doble: los cromosomas de las estrellas hijas palidecen y sus cromonemas se desenrollan o desespiralizan. A su al­rededor vuelve a formarse una nueva membrana nuclear y reaparecen los nucléolos, hasta que finalmente sur­gen dos núcleos en la célula.

La división celular se completa mediante una estrangulación citoplásmica al nivel del ecuador del huso, o por la aparición de una placa divisoria que individualizará a las células hijas. Esta división cariocinética descrita a grandes rasgos, de tipo extranuclear, centriolar y astral, puede ofrecer múlti­ples variantes, a pesar de las cuales su resultado siempre es idéntico: la división de una única célula en dos células hijas con la misma dotación cromosómica y génica de la célula madre, y la transmisión a aquéllas del conjunto de potencialidades estructurales y funciona­les que poseía la que les dio origen.