Examen bacteriológico y parasitológico
Examen bacteriológico y parasitológico:
A) Bacterias:
1. El hallazgo del coli y del bacilo mesentérico, huéspedes habituales del intestino, no tiene interés diagnóstico, ni aun en los casos en que su abundancia es extrema; salvo si esta abundancia coincide con datos clínicos de infección intestinal o pielointestinal. Hoy se sabe la frecuencia de E. coli en diarreas estivales y se conocen cepas «enteropatógenas» («EPEC»), «enteroxígenas» («ETEC») y «enteroinvasivas» («EIEG»), o con varias o ninguna de estas características: técnicas serológicas y bacteriológicas las identifican en brotes epidémicos.
2. El bacilo de Eberth, los paratifoideos, el bacilo disentérico se encuentra en las heces de estas enfermedades, y su investigación tiene muchas veces valor diagnóstico, sobre todo en la disentería.
3. El bacilo de Koch aparece en las heces de muchos tuberculosos pulmonares. Se ha querido utilizar esta investigación para el diagnóstico de la tuberculosis pulmonar; pero existe la causa de error de las frecuentes lesiones tuberculosas intestinales, que producen también eliminación de gérmenes. Por la misma causa de error es un método poco seguro para el diagnóstico de la tuberculosis intestinal, es decir, por la frecuencia de lesiones pulmonares asociadas en la tuberculosis intestinal.
B) Protozoarios:
1. El principal es la ameba disentérica (Entamoeba hystolitica). En las formas agudas, es fácil de distinguir en las heces (recogidas con una preparación conveniente), por su forma, sus movimientos y los hematíes en su interior (forma hemotófaga); más difícil en los intervalos de las crisis rectales, pues durante ellas, la entameba es menos frecuente, más atípica, no hematófaga. La inyección de las heces sospechosas en el intestino del gato produce una reacción disentérica, aun en casos en que había fracasado el análisis parasitológico.
2. La ameba coli, muy frecuente, no tiene interés patógeno ni diagnóstico.
3. La Lamblia intestinales (Giardia) y la Trichmona intestinales, así como el Chilomastix y el Balantidium coli se encuentran en muchos casos de enteritis. Algunos trastornos intestinales —incluso altos, pues el parásito puede ascender hasta el duodeno (y hasta las vías biliares)— han sido atribuidos a esta causa, no siempre con rigor.
C) Vermes intestinales. En las heces se encuentran los parásitos mismos o sus huevos. Es, muchas veces, un análisis de gran valor diagnóstico, ya porque explican síndromes diversos (dispepsias, anemias, etc.), ya porque permiten desechar, cuando son negativos, la tendencia excesiva a atribuir a esta causa trastornos digestivos o generales indiagnosticados. La investigación de estos parásitos se hace tras un tratamiento parasiticida seguido de una purga. Recordaré las especies que interesan más en nuestras latitudes:
1. Entre las tenias, la saginata, procedente de los bóvidos, que es la más frecuente; la solium, parásito del cerdo; y el botriocéfalo latus, frecuente en el norte de Europa, rara entre nosotros, que se propaga por ciertos pescados.
2. Entre los nematodes o gusanos cilíndricos, el ascaris lumbricoide o lombriz vulgar; los tricocéfalos, el anquilostoma duodenalis y los oxiuros vermicularis.
3. Los trematodes no suelen encontrarse en Europa. Los huevos de Fasciola hepática pueden encontrarse en las heces de enfermos afectos de esta infestación. Más frecuente es el hallazgo del Opistorchis felineus de los gatos.
D) Quistes y huevos. Métodos especiales de enriquecimiento, permiten descubrir en las heces quistes y huevos de los parásitos indicados en bastantes casos en los que la investigación de los parásitos mismos había sido negativa. Por ello, en enfermos clínicamente sospechosos, el análisis de las heces no se debe dar por terminado sin esta investigación.
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