Confusión mental.

Confusión mental.

     Se llama así a un estado de debilidad y de disociación intelectual que produce la confusión permanente de las ideas, de los recuerdos, del tiempo y del espacio, de los hechos, de las respuestas y reacciones al medio. La confusión mental se presenta en gran número de psicopatías, de las que es síntoma habitual; pero puede presentarse también como confusión mental esencial o primitiva. No se trata propiamente de un delirio; pero se asocia frecuentemente a los delirios (Þ) y es difícil muchas veces diferenciarla. Su valor semiológico es análogo al de aquéllos. El enfermo puede estar indiferente o gesticulante; puede presentar movimientos automáticos, estereotipados, absurdos, impulsivos. Dura unas veces unos días; otras, se hace crónico, terminando por la demencia permanente. El pronóstico, pues, debe ser muy reservado; y, en general, tanto más grave cuanto más se acompañe de delirio y, sobre todo, de alucinaciones. Desde luego, la confusión ligada a una causa conocida y pasajera, como una infección o una intoxicación aguda, es menos grave que la de etiología desconocida.

     La confusión se presenta, como el delirio:

     I. En toda clase de infecciones agudas; es muy típica en algunos casos de encefalitis epidémica (Þ). Actualmente en el SIDA avanzado, con alteraciones psíquicas.

     II. En intoxicaciones agudas y crónicas: alcohol, morfina, cocaína, sulfamidas, etc. Actualmente hay que pensar siempre en la drogadicción, especialmente en los jóvenes (marihuana, heroína, LSD, anfetaminas, etc.). También por barbitúricos. Entre las intoxicaciones profesionales: mercurio y plomo, más raro el manganeso.

     III. En lesiones diversas del sistema nervioso central: parálisis general y otras formas de sífilis cerebral, meningitis, tumores, reblandecimiento, hemorragia, demencia senil, etc.

     En la hidrocefalia oculta («normotensiva») con amnesia, apatía y otros síntomas psíquicos. Junto a ataxia en la marcha e incontinencia urinaria.

     IV. En enfermedades internas con repercusión encefálica: uremia, diabetes grave, hipertiroidismo, asistolia crónica, anemias, en el hiperparatiroidismo y otras hipercalcemias, etc.