Bocios y otros tumores tiroideos ectópicos.

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Bocios y otros tumores tiroideos ectópicos.

A) Bocio retrosternal. El bocio puede crecer hacia el mediastino (o, más raramente, puede iniciarse en un tiroides accesorio del mediastino). Este bocio retrosternal produce los síntomas del síndrome mediastínico (Þ). Pero hay bocios retroesternales, de crecimiento lento, que alcanzan grandes tamaños con muy escasa o nula sintomatología. Cuando el bocio retroesternal continúa claramente a un bocio ordinario, el diagnóstico del origen bocioso del síndrome mediastínico no ofrece ninguna duda. El problema es más difícil cuando aparece el síndrome mediastínico sin bocio cervical, a consecuencia de que el tumor se haya desarrollado a expensas de un tiroides accesorio mediastínico. Hemos visto casos incluso en el mediastino posterosuperior prevertebral y contorneando la tráquea. Se puede llegar a sospecharlo por exclusión de las otras causas habituales del síndrome mediastínico. No hay que decir la importancia del dato epidemiológico, es decir, que el enfermo proceda de un país de bocio endémico. La sospecha se hace certidumbre cuando el bocio se acompaña de síntomas funcionales, hipertiroideos o hipotiroideos; pero esto sucede rara vez. La duda se resuelve, a veces, por la radiografía en posición lateral, con rayos blandos, que demuestran la prolongación de la sombra tiroidea desde el cuello hasta el mediastino. La radiografía en posición frontal es menos expresiva, pues la ingurgitación de las venas mediastínicas, que se produce en cualquier caso de lesión del mediastino o de éxtasis circulatorio, sobre todo el derecho, da una sobra triangular, alta, que puede confundirse con la de un tiroides retroesternal. Es útil también la siguiente maniobra (Marañón): si se hace extender hacia atrás la cabeza del enfermo y elevar los brazos, se produce un estrechamiento del orificio superior del tórax, que aumenta los signos iniciales de compresión: las venas del cuello se ingurgitan, la cara se congestiona, la respiración se dificulta y la voz y la tos, exploradas antes y durante la maniobra, se hacen en el curso de ésta, roncas, opacas; sólo un tumor que atraviesa el orificio superior del tórax —es decir, el bocio— es capaz de producir este signo: y no los demás tumores mediastínicos.

     B) Bocios de la base de la lengua (Þ) y del suelo de la boca (Þ).

     C) Bocios y otros tumores tiroideos de la región lateral del cuello. Clásicamente se entendía que podía haber nódulos tiroideos aberrantes, que, a veces, eran el punto de partida de bocios de localización ectópica. Estos nódulos existen dentro de un área triangular, cuya base sería el maxilar inferior y su vértice la región retrosternal. Antes he dicho (Þ) la dificultad diagnóstica que estos nódulos pueden presentar, respecto a otras formaciones no tiroideas, como lipomas, tumores nerviosos, quistes embrionarios, ganglios. Recientemente se ha llamado la atención sobre el hecho de que así como los nódulos ectópicos de la línea media (lingual, retrosternal), son, en efecto, malformaciones embrionarias, nódulos tiroideos aberrantes, las formaciones laterales son, con mucha frecuencia, no bocios corrientes desarrollados sobre nódulos tiroideos ectópicos, sino metástasis, en los ganglios de la cadera yugular, de cánceres papilares del tiroides. Por dentro de la cadera yugular puede haber otra línea de formaciones tiroides patológicas, laterales, que unas veces son también metástasis linfáticas de cánceres tiroides y otros bocios auténticos, pero no originados en restos embrionarios (que están siempre en la línea media), sino en nódulos tiroideos disgregados de la masa central de la glándula. Así, pues, cuando en un portador de bocio, aun siendo joven, aparecen formaciones nodulares laterales, deben biopsiarse éstas y, aun sin biopsia, constituyen una indicación para el tratamiento quirúrgico (extirpación del bocio y de los nódulos).



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