Bocio simple endémico.

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Bocio simple endémico.  Aparece en los individuos de las poblaciones bociosas, en los valles altos de ciertas cordilleras cuya distribución geográfica ha sido muy bien estudiada. Diferentes factores etiológicos han sido invocados como causa del bocio endémico y seguramente varios de ellos pueden actuar: escasez de yodo en la sal, en el aire, en el agua; propiedades bociógenas de ésta, en relación con la constitución geográfica del terreno o con ciertas infecciones, etc. Los estudios recientes demuestran, cada vez con mayor nitidez, la importancia del aislamiento, con todos los factores de éste: en primer lugar, la alimentación escasa y especialmente pobre en proteínas animales; y, además, la mala higiene, la consanguinidad, etc. No dejan de tener interés otros factores bociógenos, como la alimentación rica en coles y las excesivas medicaciones cálcicas. El bocio no es obligatorio en el cretinismo endémico, pero sí muy frecuente. Se caracteriza por afectar, principalmente, al lóbulo derecho; otras veces es bilateral; o puede afectar al istmo. Su tamaño es muy variable; unas veces, tan discreto que es necesario buscar la hipertrofia haciendo que el enfermo extienda la cabeza e invitándole a que haga un esfuerzo, como para defecar: entonces, la hipertrofia, discreta, se acentúa claramente. Otras veces, el bocio es voluminoso (ciruela, melocotón, naranja o mucho más), pudiendo pender sobre el tórax. A la simple exploración suele apreciarse si pertenece a la variedad difusa (parenquimatosa o coloidea) o a la variedad nodular o bien a la quística; esta última es la que da lugar a las formas voluminosísimas. Mediante la gammagrafía tiroidea puede determinarse la forma, tamaño y localización (¿retrosternal, lingual?) del bocio difuso o de tejido tiroideo ectópico. También el carácter «frío» (no captador) o «caliente» (captador en exceso) de los bocios nodulares.

    El bocio simple no suele acompañarse de síntomas generales; pero, otras veces, hay manifestaciones de hipotiroidismo (mixedema, infantilismo, etc.) que, en los casos graves, pueden alcanzar el cuadro del cretinismo; éste, en realidad, no es un síndrome hipotiroideo, sino una alteración congénita pluriglandular y nerviosa (Þ). Si el bocio es muy voluminoso o, aun sin serlo, si crece hacia atrás, puede producir síntomas de compresión, característicos: de la tráquea, que aparece más o menos desviada si el bocio es unilateral, o bien aplastada (traquea en sable) si el bocio es bilateral; más adelante hay una malacia traqueal que constituye un peligro para la intervención quirúrgica. Hay en consecuencia, disnea inspiratoria durante el esfuerzo o, en las mujeres, los días premenstruales, etc.; de los nervios: no es rara la compresión del recurrente laríngeo por el bocio, dando lugar a paresia de las cuerdas vocales, con la voz bitonal, que el oído acostumbrado permite aun en sus grados leves; o parálisis de dichas cuerdas, con afonía, tos laríngea y estriador (Þ y Þ); esta parálisis completa es más frecuente en el cáncer que en el simple bocio; muchos más rara es la compresión del simpático, que cuando aparece debe hacer sospechar la degeneración cancerosa; se expresa por el síndrome de Claudio Bernard-Horner (Þ); la compresión del vago y de los plexos braquial y cervical es excepcional; del esófago: es difícil de producirse, salvo en los casos en que existe una lengüeta posterior del tiroides: pero, en cambio, son muy frecuentes, sobre todo en mujeres nerviosas, espasmos reflejos del esófago, con disfagia (Þ), aun con bocios pequeños. Los bocios nodulares «fríos» en la gammagrafía son siempre sospechosos de ulterior malignización, y por ello muchos aconsejan su sistemática extirpación.



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