Alteraciones sexuales.

El sofoco es frecuente en diversos estados disgenitales:

     A) Climaterio femenino. Es el fenómeno típico de esta fase de la vida de la mujer. Un gran número de éstas lo presentan, pero no todas. Puede aparecer muy precozmente o, por el contrario, en la declinación del climaterio. Son los sofocos unas veces muy ligeros y otras intensísimos, verdaderamente atormentadores, obligando a la mujer a dormir sin ropa, a abanicarse constantemente, a mojarse el rostro, a hacer una vida retraída para evitar el espectáculo de su enrojecimiento inesperado. Es más frecuente en las mujeres pícnicas y con tendencia a la hipertensión que en las asténicas e hipotensas. Cuando dura más de medio año, debe sospecharse una lesión circulatoria concomitante. Generalmente se acompañan de palpitación. Sobre el climaterio, (Þ).

     B) Climaterio masculino. Según mi experiencia, el sofoco es excepcional; y de los pocos casos que yo he visto algunos eran dudosos por tratarse de parkinsonianos, hipertiroideos, hipertensos, etc., con alteraciones circulatorias.

     C) Castración. La castración produce sofocos en la mujer, tanto más intensos cuanto más cerca está la castrada de la edad climatérica. Si la mujer es joven, pueden los sofocos ser muy débiles, o no existir y, en todo caso, desaparecen después, para reaparecer más tarde, cuando llegan los años climatéricos. En el hombre castrado los he visto también, pero con mucha menos frecuencia e intensidad que en la mujer.

     D) Otras crisis genitales de la mujer. Pueden observarse sofocos en la gravidez, en la lactancia y, sobre todo, en los días premenstruales o menstruales.



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