Síntomas climatéricos genuinos
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Síntomas climatéricos genuinos:
A) Alteraciones cronológicas. El climaterio puede ocurrir antes o después de su fecha habitual:
1. Se adelanta (climaterio precoz) en mujeres con insuficiencia ovárica constitucional o adquirida; con otras lesiones endocrinas, como mixedema, insuficiencia hipofisaria, esclerosis pluriglandular; en el agotamiento endocrino y general debido a vida mala, a defectos de alimentación, a multiparidad excesiva; en los estados constitucionales de intersexualidad (mujeres muy virilizadas).
2. Se retrasa, por el contrario (climaterio tardío), en mujeres muy equilibradas y sanas, con vida sexual muy normal, pudiendo persistir la regla hasta varios años después de los cincuenta. Es frecuente que estas mujeres sean sanguíneas y tengan canicie precoz. Hay que distinguir el verdadero climaterio tardío de otros casos en los que se presentan hemorragias más o menos periódicas, debidas a otras causas, que las mujeres interpretan como menstruación; el deseo subconsciente de prolongar la juventud contribuye a este engaño; por ello toda mujer con climaterio tardío debe ser escrupulosamente examinada; a veces, se encuentran, en efecto, fibromas, pólipos, lesiones inflamatorias, cánceres incipientes u otras lesiones de la matriz, o bien, estados generales, que explican la prolongación de las hemorragias, no menstruales.
B) Hemorragias uterinas climatéricas. Las hemorragias uterinas se presentan en muchas mujeres climatéricas:
1. Hay que distinguir, ante todo, las debidas a la disfunción ovárica, probablemente a un exceso relativo de la hormona foliculínica, respecto de la luteínica, desequilibrio que da lugar a intensa y permanente hiperplasia, quística, de la mucosa uterina, a veces, con focos necróticos. Estas hemorragias endocrinas, benignas, antes llamadas metropatías hemorrágicas, deben ser cuidadosamente diferenciadas de las metrorragias, tan frecuentes en esta edad, también de origen lesional, inflamatorio o neoplásico. Sobre este diagnóstico diferencial, (Þ).
2. Bastantes veces la hemorragia es un efecto de los abusos de la terapéutica foliculínica.
3. Lesiones inflamatorias (Þ) o neoplásicas del aparato genital (Þ).
4. Puede influir en la producción de las hemorragias climatéricas el hipotiroidismo, a veces, ligero, denunciable por el hipometabolismo basal y por la rápida respuesta a la opoterapia tiroidea; así como por la frecuente plaquetopenia (Þ). He visto casos muy demostrativos de esta forma hipotiroidea de las metrorragias climatéricas.
5. La hipertensión arterial favorece las hemorragias y debe investigarse cuidadosamente.
C) Entre las manifestaciones genuinas del climaterio debe incluirse una tendencia a la transformación viriloide, unas veces apenas esbozada, otras muy visible. Afecta tanto a la psicología y al carácter (tendencia a la actividad social, actitud viriloide ante la vida, etc.), como la actividad sexual (hipererotismo), como a la morfología (brote del vello ectópico, corpulencia general, etc.). Véase sobre esta fase viriloide del climaterio femenino, (Þ).
D) Síntomas circulatorios. Los típicos del climaterio son la hipertensión y los sofocos:
1. La hipertensión puede no dar lugar a ningún síntoma; pero, otras veces, produce las molestias clásicas. Es típica de esta hipertensión climatérica su sensibilidad a las emociones y su desaparición una vez terminada la crisis. Es difícil distinguirla de las hipertensiones orgánicas, que muchas veces comienzan en esta misma edad. Otros datos sobre esta hipertensión: (Þ).
2. Los sofocos han sido descritos ya (Þ). Las mujeres estrictamente normales no padecen sofocos climatéricos. Este síntoma, en realidad, supone la existencia de un desequilibrio vegetativo o endocrino; o, sobre todo, lesiones iniciales del aparato circulatorio (corazón, aorta, arterias periféricas). Singularmente, cuando se prolongan más de dos o tres meses, deben inducir a un estudio muy detallado del aparato circulatorio de la enferma. Si persisten los sofocos hay que descartar otras causas: síndrome carcinoide, crisis hipoglucémicas, feocromocitoma, etc.
E) Síntomas metabólicos:
1. El climaterio favorece el engrasamiento de la mujer, ya en la forma pletórica, ya en la forma pálida (Þ). Es muy frecuente la lipomatosis (Þ).
2. Otras mujeres adelgazan, ya con síntomas de hipertiroidismo (Þ), ya con síntomas de caquexia (Þ).
3. En el climaterio aparecen, a veces, glucosurias, bien tolerables, desobedientes al régimen, generalmente pasajeras (Þ). Pueden continuarse con diabetes verdaderas.
4. En muchas mujeres climatéricas aparecen manifestaciones dolorosas articulares, sobre todo en las rodillas (Þ) y en la región cervicobraquial, en relación con estados de hiperuricemia. Se han invocado también estados de descalcificación por hiperparatiroidismo climatérico como causa de algunos de estos estados dolorosos (Þ).
5. Entre los síntomas metabólicos pueden incluirse las sensaciones de frío, molestísimas, que he visto en algunas mujeres, sin lesiones que las justificaran; generalmente en mujeres de constitución muy femenina, que durante los años de su plenitud sexual propendían a la hipertermia premenstrual (Þ), la hipotermia.
F) Sistemas nerviosos:
1. Los dolores óseos o articulares (síndrome osteocopo) del climaterio pueden estar producidos por las alteraciones metabólicas citadas más arriba; ya he dicho que en muchos de estos casos se descubre hiperuricemia e hipercalcemia. Pero, otras veces, se trata de neuralgias genuinas. En todo caso interviene en estos dolores una evidente disminución de la tolerancia subjetiva de la mujer para el dolor.
2. La astenia es un síntoma frecuentísimo en las mujeres climatéricas.
3. El insomnio, ya debido a los sofocos, ya como manifestación del síndrome melancólico, que luego citaré; véase también (Þ).
4. Trastornos de la función vesical: polaquiuria (Þ) o incontinencia (Þ).
5. Nictalgia parestésicao acroparestesia dolorosa nocturna (Þ) frecuentísima, caracterizada, en esta edad, por intensas sensaciones de frío.
G) Alteraciones psíquicas. Las propiamente climatéricas son:
1. La tristeza sexual, reacción depresiva ante la pérdida de la juventud, de la capacidad de agradar y seducir (tristeza del espejo, obsesiva); y, a veces, de la posibilidad maternal.
2. La exaltación de la actividad sexual, debida, ya a la hipersensibilidad local de los órganos genitales, ya a reacciones psicológicas: amores desinteresados, platónicos, etc.; uniones inducidas por el miedo a la soledad; aventuras por el deseo de evadirse de una vida monótona, etc. Son frecuentes en esta edad los sueños eróticos, compensadores, sobre todo en mujeres de sexualidad fuertemente inhibida por motivos sociales, morales, religiosos, etc.
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