Reacciones cinéticas
Provocadas por Los estímulos:
Por tratarse de una de las más características manifestaciones de la excitabilidad de los seres vivientes, nos referiremos fundamentalmente a estas reacciones cinéticas al señalar algunos ejemplos.
Propias de los organismos de vida sésil o que viven fijados al substrato, y por lo tanto típicas de las plantas, son las reacciones cinéticas conocidas con el nombre de tropismos.
Estos tropismos se manifiestan como movimientos de orientación permanente de los órganos activos de los vegetales, cuya dirección tiene lugar en relación con la parte del órgano vegetal estimulado, que se orienta en la forma más adecuada y favorable para la vida de la planta. La naturaleza del estímulo que los provoca permite diferenciar varios tipos de tropismos.
El geotropismo, provocado por la acción de la gravedad, es negativo en el tallo y positivo en las raíces. Si una plántula en desarrollo se coloca horizontalmente, podrá observarse poco tiempo después que su raíz se curva hacia abajo mientras el joven tallo lo hace hacia arriba, curvaturas que se producen precisamente en la zona de elongación de la raíz y el tallo y que se deben a una acción unilateral de la gravedad. Así lo demuestra el hecho de que, al someter la plántula a una rotación según su eje longitudinal -en cuyo caso la gravedad no influye ya unilateralmente-, las incurvaciones señaladas dejan de producirse.
Respecto al fototropismo (o heliotropismo, si interviene el Sol), en que el estímulo actuante es el lumínico, el tallo muestra una reacción fototrópica positiva, curvándose hacia el lado del que procede la luz. Se ha comprobado que esto es debido a que la hormona del crecimiento de los vegetales, la auxina, es inactivada en las partes de la planta más expuestas a la luz, o más bien a que la luz produce el efecto señalado al motivar la desviación de la hormona hacia el lado de la planta no iluminado.
Los tactismos o taxis pertenecen a otro tipo de reacción cinética en la que ésta se manifiesta por un desplazamiento de los organismos hacia el centro estimulador (taxis positiva), o por una fugirreacción o alejamiento (taxis negativa).
Según el estimulo que las provoque -lumínico, térmico, eléctrico, químico, etcétera- recibirán un nombre específico distinto: fototaxis, termotaxis, galuanotaxis, quimiotaxis y otros.
Los tan conocidos paramecios o infusorios zapatilla muestran, por ejemplo, un quimiotropismo positivo respecto al gas carbónico, observándose su aglomeración alrededor de las burbujas de este gas.
Los fitoflagelados provistos de clorofila presentan normalmente una fototaxis positiva, nadando activamente hacia la fuente luminosa; así se comportan también muchos insectos nocturnos (que se aglomeran alrededor de una luz) y algunas especies de peces (sardinas, caballas, etcétera), fototropismo positivo que aprovecha el hombre para atraerlos a sus redes durante la pesca nocturna.
La excitabilidad alcanza gran desarrollo en los metazoos, por tener células especializadas en la recepción de los estímulos (las células sensoriales), órganos conductores (los nervios o axones de las células nerviosas), centros elaboradores de la respuesta (los órganos centrales del sistema nervioso) y órganos efectores (músculos, glándulas, etcétera) en los que esta respuesta se manifiesta de forma específica.
Estructura de una neurona motora
El circuito reaccionante más simple, en el que deben intervenir por al menos dos neuronas, es el llamado arco reflejo, que transforma la excitación en una reacción automática y de carácter involuntario: el reflejo rotuliano, en el que el centro elaborador o modulador es la médula espinal, es uno de los ejemplos más típicos.
Estas reacciones reflejas, que nos permiten comprender cómo un animal es capaz de responder automáticamente a la influencia de los estímulos externos, son las únicas que se presentan en los animales con un sistema nervioso escasamente diferenciado. El mismo carácter de automatismo e involuntariedad se encuentra en los reflejos instintivos, actos reflejos o reacciones innatas que cada especie presenta frente a estímulos determinados -por ejemplo, el reflejo de succión del recién nacido o la forma en que cada pájaro construye su nido- y en los reflejos condicionados, adquiridos durante la vida natural del individuo, entre los que puede citarse el reflejo salival, que se produce incluso con el simple recuerdo de la comida.
A pesar de que existen reflejos invariables frente a determinados estímulos, como el de la contracción pupilar bajo una luz intensa, la existencia de centros nerviosos superiores (cerebro) posibilita una modificación consciente de las respuestas que se producen, que pueden exagerarse, disminuirse o incluso anularse de un modo totalmente voluntario. El reflejo rotuliano antes citado, que se produce normalmente si el sujeto está distraído, puede ser totalmente inhibido o exagerado cuando interviene la voluntad del individuo.
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