Pruritos en las enfermedades de la piel y parasitarias.

Pruritos en las enfermedades de la piel y parasitarias:

      A) Un gran número de dermopatías se acompaña de prurito; otras se producen a consecuencia del prurito. Éste, cuando es intenso, da lugar a las típicas lesiones de rascamiento, desde el simple arañazo hasta las liquenificaciones, que pueden ser variadísimas, según el tipo reaccional del enfermo, según las infecciones secundarias, etc. El prurito asociado a las diversas dermopatías es siempre un síntoma secundario, desde el punto de vista diagnóstico. Se presenta en las urticarias, eccemas, prurigos, dermatitis herpetiformes, psoriasis, micosis fungoide, pénfigo, etc. De la neurodermitis, que en realidad no es una dermopatía propiamente dicha, se hablará en el apartado VII.

     Una enfermedad del colágeno con síndrome cutáneo, la dermatomiositis, puede manifestarse con prurito intenso y tenaz en las zonas eritematopapulosas.

     B) Una lesión pruriginosa local, que debe tener en cuenta el internista, es la craurosis de la vulva, verdadera leucoplasia de esta mucosa, que aparece atrófica, lisa, blancuzca o pigmentada, con atrofia de los labios, frecuente en la senilidad normal, en el climaterio y en la castración. Hay que diferenciarla de los otros pruritos vulvares, sobre todo del diabético. En la menopausia, las dos causas —craurosis y diabetes— son frecuentes y, a veces, coinciden (Þ). En las castradas jóvenes he visto prurito genital sin craurosis.

    C) En las radiodermitis el prurito puede ser atroz, por su intensidad y por su duración; especialmente, según mi experiencia, en la radiodermitis de la vulva, muchas veces producida al tratar, improcedentemente, un previo prurito debido a causas diversas (Þ).

     D) Los pruritos debidos a la sarna y a otros parásitos habituales (piojos, pulgas, chinches), o a los mosquitos u otros insectos, son fáciles de diagnosticar, pues casi todos ellos dejan señales típicas (surcos, sobre todo interdigitales, en la sarna; eritemas y habones, en las picaduras de pulgas, chinches, mosquitos, etc.). De estas afecciones, la más importante, por su frecuencia y, a veces, por las dificultades diagnósticas que plantea, es la sarna, sobre todo en gente no sucia, en la que no se suele pensar en la sarna y en la que los típicos surcos son casi irreconocibles, pues lo que los hace visibles es el tatuado de la suciedad, que desaparece en los que se lavan; a veces se aprecia al tacto del dedo habituado, mejor que a la vista.

     E) La sífilis puede ser causa de pruritos, en ciertas formas de roseola urticárica con liquenificación; pero también en la roseola habitual.

     F) En las personas de piel delicada, basta, para producir el prurito, el empleo de vestidos de lana (aunque no se apliquen directamente sobre la piel); también la ausencia accidental del baño en las personas habituadas a él, etc.