Orina, examen microscópico del sedimento.
Examen microscópico del sedimento. El sedimento obtenido por centrifugación puede darnos indicaciones preciosas para el diagnóstico. Los principales hallazgos son:
A) Elementos inorgánicos. Los mismos del sedimento macroscópico cuando existen en pequeña cantidad: uratos, ácido úrico, oxalatos, fosfatos.
B) Elementos orgánicos:
1. Sangre (hematíes en número mayor o menor); pus (leucocitos más o menos autolizados).
2. Cilindros. Son moldes de los tubuli renales. He aquí sus variedades:
a) Granulosos: se presentan en las nefritis agudas y subagudas y en las agudizaciones de las nefritis crónicas.
b) Epiteliales: aparecen en las lesiones tubulares agudas con desprendimiento de las células epiteliales, en parte necrosadas, adheridos al cilindro proteico.
c) Coloideos o céreos: en la nefritis crónica; se les asigna un mal pronóstico.
d) Hemorrágicos: en las nefritis agudas, riñón poliquístico, congestiones renales. Tienen el gran valor semiológico de señalar el origen renal, parenquimatoso o glomerular, de una hematuria.
e) Hialinos: pueden aparecer en orinas normales, sobre todo en personas jóvenes, después de ejercicios violentos; esto disminuye mucho su valor. Aparecen también en las nefritis crónicas y en el riñón cardiaco.
f) Leucocitarios: en las pielonefritis crónicas con nefritis intersticial.
3. Células. Las de valor diagnóstico corriente son:
a) Granulosas: como los cilindros granulosos, cuando aparecen en abundancia indican nefritis aguda, subaguda o crónica.
b) Epiteliales: proceden del epitelio de revestimiento de la pelvis renal, uréteres, vejiga, vagina: no tienen interés diagnóstico, salvo cuando son muy abundantes y revelan un proceso inflamatorio, como los cilindros de este tipo.
c) Células acidófilas. Su recuento en frottis del sedimento se aplica al estudio del ciclo ovular y del embarazo (urocitograma); tiene el mismo valor que el estudio de los frottis vaginales y es más cómodo, sobre todo en vírgenes.
d) Células cancerosas: son difíciles de diferenciar de las epiteliales; aparecen en los cánceres renales o vesicales. Rara vez tienen interés diagnóstico.
4. Cuerpos birrefringentes. Son corpúsculos lipoideos, visibles en la orina fresca, con un dispositivo microscópico especial. Se presentan en las nefrosis lipoideas, para cuyo diagnóstico tienen enorme importancia (Þ).
5. Espermatozoos. Se pueden encontrar, en pequeño número, en orinas normales; en gran número, en los casos de espermatorrea (Þ).
6. Gérmenes vivos. Sólo los recordaré:
a) Bacilos (baciluria). Para estudiar la baciluria es preciso recoger la orina, por cateterismo, y con la máxima limpieza. Las principales bacilurias son: Bacilo colli: se encuentra el colibacilo con mucha frecuencia en las pielitis, generalmente del riñón derecho, en las mujeres embarazadas y en niños; y en cualquier edad, en las cistitis y prostatitis; sobre todo en individuos estreñidos o enteríticos crónicos (síndrome enterorrenal): (Þ). Muchas veces, el coli se asocia con otros gérmenes como el estreptococo y otros.
En otros casos, de pielitis, cistitis, prostatitis, se encuentran gérmenes diversos, distintos del colibacilo: estreptococos, estafilococos, neumococos, piociánico, Lactis aerógenes, etc.
El hallazgo del gonococo es frecuente, sobre todo en casos de uretritis; también de cistitis o prostatitis.
En infecciones generales ocurre la eliminación de bacterias por la orina, ya sin síntomas por parte del aparato urinario, ya con ligera reacción pielocistítica o con verdaderas pielocistitis purulentas: tifoidea, difteria, neumonía, melitococia, septicemias diversas (estreptocócica, estafilocócica, tetragénica, etc.). El cultivo de los gérmenes en la orina se ha utilizado, a veces, para el diagnóstico, como en la tifoidea y en la espiroquetosis icterohemorrágica. En los portadores de gérmenes, estas eliminaciones, continuas o temporales, pueden prolongarse durante varias semanas, meses o años.
Tuberculosis. La investigación del germen de Koch por examen directo mediante la tinción de Ziehl y por inoculación al cobayo tiene gran valor en el diagnóstico de la tuberculosis renal. El cateterismo ureteral permite, además, determinar con certeza cuál es el riñón enfermo. Se acompaña de piuria, con leucocitos fuertemente citolizados. Esta piuria es esencial para el diagnóstico de la tuberculosis renal, ya que en tuberculosis de otros órganos puede haber bacilurias tuberculosas puras, es decir, eliminaciones del bacilo por la orina, sin pus. En la orina del hombre pueden aparecer los bacilos del esmegma prepucial, que son muy parecidos a los tuberculosos, y alguna vez han dado motivo a errores de diagnóstico: se diferencian en que son acidorresistentes, como los tuberculosos, pero no, como éstos, alcoholacidorresistentes. El urocultivo en medio de Loewenstein puede confirmar el diagnóstico si es positivo.
b) Parásitos. Pueden encontrarse algunos en la orina. Citaré las filarias, importantes para el diagnóstico de esta afección, a veces con orina quilúrica; los ganchos del quiste hidatídico, cuando éste asienta en las vías urinarias; el Schistosomum haematobium, que produce la bilharziosis urinaria (Egipto) con hematuria: los huevos son ovalados, con un extremo puntiagudo, recordando una pepita de calabaza.
c) En casos de procesos actinomicósicos de las vías urinarias, pueden aparecer los elementos típicos en el sedimento urinario.
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- sedimentos visibles en la orina
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