Lesiones inflamatorias o de otro orden de los huesos del cráneo o de la columna.
Lesiones inflamatorias o de otro orden de los huesos del cráneo o de la columna. Es un sector muy importante en la etiología del dolor de cabeza:
A) Todas las osteosis del cráneo (Þ) pueden ser causa de cefalea; ésta suele preceder en mucho tiempo a la aparición de las deformaciones, ignorándose, hasta que tal ocurre, su verdadera causa. Así en la enfermedad de Paget, por ejemplo.
B) El dolor de cabeza por osteítis del cráneo es de fácil diagnóstico (Þ).
C) Exostosis endocraneal, hiperostosis frontal interna, craneopatía metabólica, craneopatía endocrina (síndrome de Morgagni-Stewart-Morel). Una causa frecuente de cefalea es este trastorno, muy frecuente, no bien explicado, que consiste en una perturbación del hueso craneal que se manifiesta en la radiografía por una sombra (nébula) que afecta a la región frontal, de forma triangular, con la base periférica; o bien por una fibrosis con borrosidad de la estructura de la bóveda, de apariencia marmórea, pagetoide (cráneo marmóreo), o bien en forma de manchas difusas, como copos (cráneo flocular), o por hiperostosis internas de cera, en espolón, etc.; o bien difusamente extendidas a toda la bóveda (hiperostosis calvaria difusa). Lo probable es que las formas de nébula y fibrosis marmórea y flocular sean alteraciones previas a la lesión definitiva que es la hiperostosis. Estas lesiones aparecen en clínica unidas a diferentes síndromes que ahora explicaré. La hiperostosis es más frecuente en mujeres adultas generalmente postmenopáusicas; pero también se encuentra en hombres adultos y en jóvenes de los dos sexos. Se ignora su patogenia y etiología. No sabemos si las alteraciones hipotalámicas, endocrinas, metabólicas, nerviosas que la acompañan, son consecuencia de la craneopatía o, lo que parece más probable, si unos y otra, es decir, los trastornos hipotalámicos, endocrinos, etc., y la craneopatía, son manifestaciones de la misma causa. Juzgando por la abundancia de los trastornos acompañantes de la hiperostosis, parece que ésta deba relacionarse primordialmente con alteraciones hipotalamohipofisarias. Una de las más frecuentes es la hidrocefalia interna, con las características radiográficas de la misma (Þ). Una larga serie de radiografías del cráneo en personas normales y enfermas me ha convencido de que la craneopatía metabólica tiene un evidente sentido patológico y no es, como algunos han pretendido, un hallazgo anatómico sin interés para el clínico. No hay trastornos humorales especiales en estos enfermos (calcemia, fosforemia, colesteremia, examen morfológico de sangre, curva de glucemia, 17-cetosteroides, etc.) no significativamente alterados. En la actualidad muchos autores dudan de la realidad de este síndrome como entidad nosológica y consideran relacionada con la edad la asociación de la obesidad con el virilismo y la hiperostosis frontal, coincidente a veces con cefalea y trastornos psíquicos: «siempre ha sido tentador atribuirle más de lo que se merece» (Adams, Víctor). Los síndromes que se acompañan de craneopatía metabólica, son:
1. Obesidad pletórica con hirsutismo, hipertensión y glucosuria (Morgagni). Es decir, un síndrome semejante al hipercorticalismo (Þ), a la diabetes de las mujeres barbudas (Þ).
2. Diabetes corriente, que se asocia a la hiperostosis en un tanto por ciento considerable de mujeres adultas (Lafuente y Gálvez). Tengo la impresión de que estas diabetes suelen evolucionar con el tipo de las extrainsulinares (Þ).
3. Exostosis craneal y otras endocrinopatías. He visto coincidir la exostosis con hipertiroidismo, síndrome ABD —adiposidad, Basedow, distermia— (Þ), diabetes insípida, acromegalia, enfermedad de Cushing, amenorrea.
4. Exostosis craneal y psicosis y lesiones graves del encéfalo: demencia senil temprana, otras psicosis, atrofia del encéfalo, etc.
5. Exostosis y cefalea pura, generalmente en forma «de clavo» sobre la bóveda, que el enfermo señala con el dedo; pero también puede haber jaqueca atípica o típica.
6. Exostosis y lipomatosis simétrica, pura o acompañada de hiperestesia paroxística y, quizá, de otros síndromes endocrinos.
7. En cierto número de casos, el hallazgo de la exostosis se hace en la radiografía o en la autopsia de individuos sin síndrome alguno relacionable con dicha lesión; pero estos casos asintomáticos son, según mi experiencia, muy poco frecuentes.
D) En ciertos casos de cefalea rebelde se señalan —y yo he visto algunos ejemplos— signos claros de calcificación del tentorium, de los plexos coroideos y de la epífisis, con o sin descalcificación craneal. Es posible que sea este estado una variedad del anterior (C). Sobre las calcificaciones intracraneales, (Þ).
E) Las neoplasias óseas, tanto el plasmocitoma como las metastásicas (carcinoma de cualquier origen), pueden originar cefalea sorda, pero es un síntoma inconstante en estos procesos.
F) La cefalalgia cervical espondilopática —ya se habló de la muscular— incluye la artrosis de la columna cervical, la hernia discal de esta región y las distintas espondilitis. El dolor es preferentemente occipital, guarda relación postural y cinética y a veces, aunque no siempre, la radiografía es demostrativa (y viceversa una espondiloartrosis radiológicamente aparatosa puede no tener nada que ver con la cefalea). El síndrome de Barré-Lieou, con vértigos y trastornos oculares y vegetativos, acompaña en ocasiones a la espondilosis cervical.
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