Frotes pericárdicos.
Frotes pericárdicos.
El ruido de frote pericárdico se debe a la interposición, entre las dos hojas de la serosa, de exudados o de membranas, de origen inflamatorio, todavía sin derrame importante, y por la fricción de las superficies que han perdido la lisura. Su importancia para el diagnóstico de las pericarditis es decisiva.
Sin embargo, no puede hacerse depender al diagnóstico de pericarditis de la existencia del frote, pues hay muchos casos de esta enfermedad, confirmados por la autopsia, en los que el roce no se oyó nunca. No siempre se aprecia en las características clásicas del roce, del «ruido de cuero», tan típico también de las pleuritis secas; el roce pericárdico puede, en efecto, ser muy suave, sedoso, difícilmente perceptible; a veces, para llegar a oírlo es necesario auscultar muchas veces a un enfermo.
Puede parecerse, en ocasiones, más a un soplo que a un roce (soplos cardioserosos). A diferencia de los soplos los frotes se auscultan mejor y se acentúan mediante la compresión con el estetoscopio y no modifican los tonos, ni se propagan más allá del área cardiaca. El punto de elección para percibirlo suele ser, más que la punta, el tercer espacio intercostal, a uno y otro lado del esternón, sobre todo al izquierdo. Suele apreciarse con un ritmo bastante ajustado al ritmo cardiaco, es decir, en dos tiempos: sistólico y diastólico; esto, sin embargo, no siempre ocurre.
A veces el roce se oye combinado con los tonos cardiacos, según un ritmo que acertadamente se ha llamado ruido de locomotora. Desde luego, no hay que confundir el roce pericardiaco con los roces producidos en torno al corazón en las pleuritis mediastínicas; la diferenciación es tanto más difícil cuanto que estos roces pleuríticos pueden también adaptarse al ritmo sistólico-diastólico; haciendo respirar al enfermo profundamente y luego suspender la respiración se certifica su origen pleurítico.
Otro error frecuente que hay que evitar es el suponer que la audición del roce pericárdico elimina el diagnóstico de derrame; no siempre es así; puede haber un derrame pericardiaco y oírse el roce, ya porque existan adherencias, ya porque el derrame no llegue a las partes altas donde el roce se produce principalmente. Sintomatología de la pericarditis.
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