Pruebas de la función antitóxica.

Pruebas de la función antitóxica.  El hablar de la función antitóxica del hígado como de una función especial es, en realidad, una de tantas rutinas de la literatura médica. El hígado, al igual de todos los órganos que regulan fundamentalmente el metabolismo y las excreciones, no realiza ninguna función que no sea antitóxica; lo mismo puede decirse de su función excretora biliar y de todas las demás. Con el título de función antitóxica hepática se designa especialmente un grupo de actividades que consisten en la fijación de sustancias inertes, inservibles o nocivas; o en la transformación o en la eliminación de otras. En gran parte, estas funciones están realizadas por el vasto tejido reticuloendotelial del parénquima hepático, y es esta actividad reticuloendotelial la que tanteamos en nuestras pruebas. Consisten en introducir en el organismo cuerpos colorantes normalmente retenidos por el tejido reticuloendotelial, y estudiar su eliminación, en la sangre o en la orina. Las más importantes son:

     A) La del azul de metileno (Chauffard-Castaigne). Inyección o ingestión de azul de metileno y estudio de su eliminación por la orina (una vez comprobada la integridad del riñón). Esta eliminación está retardada y se hace irregular, intermitente, en los estados hepáticos. En la actualidad apenas se usa.

     B) La prueba de la tetracloroftaleína o bromosulfoftaleína (Rosenthal). Inyección intravenosa de estas sustancias y estudio, en el suero, a los treinta minutos. La eliminación es menor en los hepáticos. Es actualmente la más difundida. Retención normal > 5 %.

    C) Prueba del rojo bengala (Delprat-Kerr, puesta fácilmente al alcance del clínico por Fiessinger). Se inyecta dicha sustancia, y se estudia su eliminación en el suero sanguíneo; retardada en los hepáticos. Tiene un cierto valor de orientación.