Adaptaciones defensivas

Los factores de orden biótico, lo mismo que la presencia en el mismo ambiente de otros seres vivos con los que se establece una convivencia competitiva, condicionan la aparición de adaptacio­nes de carácter ofensivo o defensivo. Una de las más curiosas y notables adaptaciones defensivas que se pueden ver en el mundo animal es la conocida con el nombre de mimetismo, consistente en la imitación de las formas o colores de otros seres o del substrato y que cumple la finalidad de alejar al animal respecto de sus depredadores o permitirle pasar inadvertido frente a éstos.

Camaleón del Madagascar, animal característico del fenómeno del mimetismo

Cuan­do la coloración del animal imita la del medio, el fenómeno se llama homocromía (color blanco de la liebre ártica);

y hablamos de homotipia cuando el animal, generalmente inofensivo, imita la forma de otros dotados de órganos vulnerantes y por ello temidos -la mariposa Sessia craboformis, por ejemplo, cuyo aspecto y color imitan los de una avispa-, o la de un órgano vegetal, como en el caso de las mariposas imitadoras de hojas, tales como la Kallima puratecta.