Adaptación a la Temperatura
Mientras la mayoría de las semillas vegetales se comportan como eurioicas (euritermas) respecto a este factor, sobreviviendo así a variaciones térmicas ambientales que pueden oscilar entre -70 y 70 °C, las plantas en estado vegetativo presentan una amplitud de adaptación más restringida, siendo infrecuente que los puntos limites excedan de los 0 y 50 °C.
La adaptación a la temperatura
Se pone de relieve en muchos vegetales por la existencia de un período de reposo invernal, caracterizado por la pérdida de los órganos foliares y por la aparición de yemas invernantes, a partir de cuales se originarán los nuevos brotes al llegar la próxima primavera.
La vida subterránea o geófila es otra típica adaptación térmica que exhiben muchas plantas frente a los descensos invernales de temperatura, período durante el cual pierden sus órganos aéreos y conservando solamente órganos subterráneos (bulbos, rizomas, tubérculos) provistos de yemas protegidas y de abundantes substancias de reserva, y de cuyas yemas se originarán nuevos órganos aéreos cuando se reanuden las condiciones térmicas ambientales de signo favorable. La reducción de la parte aérea, que adopta una forma almohadillada, es una típica adaptación de las plantas de alta montaña a las bajas temperaturas de su ambiente.
También los animales son sensibles a las variaciones térmicas del medio. Las aves y los mamíferos, anímales provistos de formaciones tegumentarias de carácter aislante (panículo adiposo, pelos, plumas), se adaptan a las variaciones térmicas gracias a su homeotermia o conservación de una temperatura corporal constante e independiente de la ambiental, lo que les permite mantenerse en estado de constante actividad frente a variaciones climáticas muy marcadas.
A pesar de esta adaptación, muchas especies -golondrinas, ánades, cigüeñas- tienen que recurrir a las emigraciones o al letargo o sueño invernal -murciélagos, lirones, marmotas- cuando la temperatura desciende a determinados limites.
Los restantes animales son poi-quilotermos, lo que significa que su temperatura corporal es variable, siguiendo las fluctuaciones de la del ambiente. Muchos animales de este tipo
-serpientes, lombrices de tierra, insectos- quedan entumecidos durante la estación fría; algunos invertebrados, como los rotíferos y pulgones, han previsto la desfavorable acción de las bajas temperaturas con la puesta de huevos durables o huevos de invierno, que sólo germinarán con la llegada del buen tiempo;
muchos protozoos son capaces de hacer frente a las temperaturas desfavorables mediante la auto deshidratación y encerrándose en el interior de una cubierta resistente y aisladora, la cubierta quística, en cuyo interior permanecen en estado de vida latente hasta cuando las condiciones ambientales (en este caso temperatura y humedad) vuelvan a serles favorables.
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