Vómitos de las intoxicaciones exógenas.

Vómitos de las intoxicaciones exógenas: véase el capítulo Intoxicaciones, (Þ). Insistiré aquí en los datos más importantes:

     A) La gastritis aguda o subaguda de la mayoría de las intoxicaciones terapéuticas profesionales o intencionadas se acompaña invariablemente de vómitos: la digitálica la más frecuente y a veces por salicilatos, morfina y otros opiáceos, sulfamidas, reserpina, ipecacuana, arsénicos, fósforo, plomo, monóxido de carbono, sales de talio, gas del alumbrado, etc. La dificultad diagnóstica puede ser grande cuando la causa tóxica se ignora o se ha olvidado; por ejemplo, los vómitos en personas que durante largo tiempo toman arsénico (en los antiguos casos de envenenamiento por el arsenicismo crónico eran típicos los vómitos y diarreas, que aumentaban hasta la muerte); los obreros que trabajan en sitios con atmósfera impura, etc. Muchas personas con vómitos matutinos, que se atribuyen al hígado o a cualquier otra lesión digestiva, los padecen por dormir en habitaciones mal ventiladas.

    B) Dos tóxicos habituales, el alcohol y el tabaco, pueden producir vómitos, no sólo en la intoxicación aguda, notoria, sino en las crónicas, muchas veces inadvertidas por los interesados, que buscan la explicación en causas diversas y no en su hábito tóxico. Suele tratarse de vómitos matutinos, pituitosos y biliosos, sobre todo en individuos colémicos.

     C) Desde luego, todas las intoxicaciones alimentarias pueden producir vómitos muy importantes: setas, mariscos, etc. En el botulismo son especialmente intensos.