Pigmentaciones en las afecciones digestivas.

Pigmentaciones en las afecciones digestivas:

      A) En todas las afecciones del hígado (cáncer, sífilis, tuberculosis, hígado cardiaco, etc.), pero, sobre todo, en las cirrosis, y singularmente en las cirrosis biliares, no es raro ver pigmentaciones oscuras, en ráfagas, del tipo de cloasma; a veces, el exceso de pigmento es general; pero en la mayoría de los casos se reduce a la cara y a las zonas genitales. No hay razón para hacer de estos casos un grupo de cirrosis pigmentadas especial. Débese esta pigmentación a un depósito excesivo de melanina, como en la pigmentación addisoniana y en la de la diabetes bronceada (Þ). Se supone que intervienen en su génesis lesiones concomitantes de las glándulas reguladoras de la pigmentación (suprarrenales, hipófisis), pues, en efecto, la cirrosis hepática se acompaña con mucha frecuencia de lesiones esclerósicas endocrinas (en realidad, la cirrosis es un síndrome esclerósico exoendocrino). Estas pigmentaciones cirrósicas son mucho menos marcadas que la que he descrito en la diabetes bronceada. El cloasma hepático, sobre todo cuando se combina con el tinte subictérico y, a veces, con manchas de xantosis, da a los enfermos del hígado un aspecto muy típico, bien conocido del vulgo.

     Especialmente en la cirrosis biliar primaria, la pigmentación acompañada o no de ictericia, es difusa y con el prurito rebelde y persistente puede hacer sospechar este diagnóstico.

     Recordaré que, en el lenguaje vulgar y en el científico, se llama también manchas hepáticas a ciertos nevi pigmentados, de color gris, amarillento castaño (Þ), que nada tienen que ver con el hígado, y que se presentan, sobre todo, en ciertos trastornos hipofisarios y en la enfermedad de Recklinghausen.

     B) Sólo cito aquí las ictericias, que serán estudiadas aparte (Þ).

     C) En ciertos procesos del tubo digestivo caracterizados por la dificultad en el curso del contenido gástrico o intestinal y por las posibles reabsorciones tóxicas consecutivas, el color de la piel adquiere un tinte terroso que recuerda, a veces, a las melanodermias; antes de la era quirúrgica actual se observaba frecuentemente este síntoma en los dilatados del estómago, en los que se decía que, «al lavarles el estómago, se les lavaba la cara». Parecido tinte de la piel se observa en algunos estreñidos crónicos. Se han descrito, y yo las he visto también, melanodermias que recuerdan a la addisoniana en casos de diarreas y colitis crónica, en el sprue; tal vez estén ligadas con dificultades en la reabsorción de la vitamina C y su consecutiva repercusión sobre la función suprarrenal.

     D) En la lipodistrofia intestinal (enfermedad de Whipple) puede haber melanodermia seudoaddisoniana: (Þ).

     E) En las poliposis intestinales hay, a veces, manchas oscuras bucales o en las extremidades: (Þ). En el síndrome de Peutz-Jeghers, que así se llama la asociación de poliposis intestinal generalizada y melanodermia circunscrita, ésta consiste en pecas y efélides labiales y circumorales y, a veces, en dedos de manos y pies.

     F) En los intervenidos de shunt porto-cava, en forma difusa o de cloasma facial.



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