Latidos arteriales normalmente no visibles.

Latidos arteriales normalmente no visibles. Independientemente de la visibilidad de las arterias, antes citadas, puede percibirse, en ocasiones patológicas, una pulsación arterial en regiones en que, en estado normal, es invisible o levemente perceptible. Desde luego, me refiero al enfermo en reposo; pues después de un violento ejercicio físico es normal la percepción del latido de las arterias del cuello y de otras regiones:

A) La pulsación visible, en reposo y comprobable por la palpación de varias arterias normalmente no apreciables es un síntoma típico de la insuficiencia aórtica, en la que la danza arterial puede ser extraordinaria, produciendo el movimiento rítmico de toda la cabeza, el de la pierna cuando está cruzada sobre la otra, etc. Las arterias más visibles son las del cuello; también algunas de los miembros; a veces, se percibe el latido del cayado aórtico en el hueco supraesternal.

B) Estas mismas pulsaciones, menos intensas, se pueden percibir en la arteriosclerosis con hipertensión arterial o en la hipertensión esencial.

C) También son muy típicas en el hipertiroidismo, en el que se aprecia, no sólo el latido, sino también el eretismo de la pulsación.

D) La pulsación del cayado aórtico en el hueco supraesternal indica la dilatación o el eretismo del cayado, y se aprecia, como he dicho, en la insuficiencia aórtica y en las aortitis. Puede presentarse, por simple eretismo, en el hipertiroidismo. En muchos ancianos es un signo normal. En general, tiene poco valor diagnóstico. Cuando existe un aneurisma del cayado aórtico, puede percibirse, no sólo el latido, sino también la expansión del saco y el estremecimiento catarro.

E) La pulsación de la aorta abdominal merece comentario aparte. Esta pulsación es visible, normalmente, en un gran número de mujeres asténicas y nerviosas, generalmente vírgenes, a partir de los veinticinco años o después, en el climaterio. En las monjas la he encontrado muchas veces. No hay que confundir este latido normal de la aorta con el latido epigástrico. Es frecuente que esta aorta pulsátil sea dolorosa a la presión y que se acompañe de trastornos digestivos y molestias abdominales diversas que suelen preocupar mucho a los pacientes.

Es clásico el error de diagnosticar esta aorta erética de los asténicos como aortitis y, sobre todo, como aneurisma abdominal: se hará el diagnóstico diferencial teniendo en cuenta el sexo (el aneurisma es raro en la mujer), la edad y la constitución asténica, la ausencia de antecedentes sifilíticos, la ausencia de otras lesiones cardiovasculares, etc. Se dice que el dato fundamental para la diferenciación es la falta de expansión de la aorta erética y la expansión de la aorta aneurismática, cuando se palpa el vaso entre las dos manos; sin embargo, las aortas muy eréticas, no aneurismáticas, dan, al realizar esta maniobra, una impresión expansiva bastante clara.

F) Pulsaciones de las intercostales: visibles y palpables en el dorso del tórax es un hallazgo de gran valor para sospechar el diagnóstico de una estenosis ístmica de la aorta. Se acompaña de escotaduras costales en la radiografía. Representa una circulación complementaria arterial, pero también puede observarse en casos del síndrome de Takayasu-Martorell (trombosis de los troncos supraaórticos)



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