Las seudouremias.

Las llamadas seudouremias son accidentes, por lo común nerviosos, dependientes también de lesiones de los riñones, pero no de la insuficiencia de éstos, sino de alteraciones encefálicas secundarias a la nefropatía. Se han atribuido todos estos síndromes seudourémicos a la hipertensión arterial; pero esta interpretación no es exacta, pues aunque hay casos relacionados con la hipertensión, que ahora estudiaré, hay otros con tensión normal.

     A) La principal de estas formas de la llamada seudouremia es la eclampsia renal aguda, esto es, el accidente convulsivo, que sobreviene en algunos casos de glomerulonefritis aguda, con brusca hipertensión arterial, enorme cefalea y edema papilar. Se ha atribuido este accidente al edema cerebral; no está probado, pero es lo cierto que suele aliviarse con la punción lumbar. Las convulsiones recuerdan a las de la epilepsia, aunque son más prolongadas; suele haber ruido de galope muy neto; la orina es escasa, muy albuminosa, hematúrica; y en la sangre se presenta el cuadro de retención nitrogenada, aunque generalmente no muy acentuado; hay gran hipertensión de líquido cefalorraquídeo. Puede haber hipertermia, como en todos los estados convulsivantes (Þ). No hay que confundir estos accesos de eclampsia renal aguda —que sobrevienen muchas veces en plena salud aparente, a consecuencia de un cansancio, de un enfriamiento, de una pequeña infección, etc., como primera manifestación de una glomerulonefritis oculta, y que puede curar rápidamente por una sangría oportuna o una punción lumbar— con las convulsiones de la fase terminal de la verdadera uremia (uremia convulsivante), casi inaccesible al tratamiento, y, por lo general, seguida de muerte. Tampoco debe confundirse —es mucho más difícil hacerlo— con accesos de tetania, que, aunque raramente, y en forma no grave, pueden presentarse en la uremia, a consecuencia de una hipocalcemia transitoria (Þ).

     B) En la hipertensión arterial que acompaña a un grupo de casos de esclerosis renal y también en la hipertensión esencial (Þ) puede presentarse un síndrome convulsivamente, parecido al que acabo de describir (encefalopatía hipertensiva: Fishberg); pero menos súbito y menos intenso: fortísima cefalea, sobre todo occipital; edema papilar con amaurosis pasajeras; quizá paresias o parálisis ligeras; amnesia, cambios de carácter, irritabilidad, obsesión, parálisis pasajeras, hiperacusia, vértigos y convulsiones, generalmente más localizadas, menos violentas, menos parecidas a la epilepsia y a la eclampsia que en el estado anterior. La orina es poliúrica, con escasa o nula albúmina, y la sangre muestra moderada retención de nitrógeno. En estos accidentes, el espasmo vascular parece tener una gran responsabilidad; y menos, en cambio, la intoxicación renal, tan importante en la eclampsia de la glomerulonefritis. Coexiste edema cerebral difuso o en focos y lesiones arteriolares.



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