Dermohemorragias de origen circulatorio.

Dermohemorragias de origen circulatorio:

      A) En la hipertensión arterial no son raras las hemorragias de la piel y de las mucosas, por leves traumatismos, por esfuerzos (tos, defecación, etc.) o sin causa. Es frecuente que este síntoma ponga sobre la pista de la hipertensión.

     B) En los cardiacos con insuficiencia miocárdica suelen presentarse equimosis, incluso en las fases precoces de la descompensación, principalmente en el tórax y en los brazos.

     C) En las varices crónicas no son raras las hemorragias cutáneas perivaricosas. Muchas veces son levísimas, sin llegar a producir equimosis, sino sólo las manchas difusas de color amarillo, impropiamente llamadas dermitis ocre de los varicosos (Þ).

     D) En la endocarditis infecciosa pueden producirse pequeñas embolias periféricas (microembolias), con un halo hemorrágico que puede ser difícil de distinguir a primera vista de otros estados petequiales. En esas petequias embólicas hay un punto central isquémico que las caracteriza. Por lo demás, el resto del cuadro clínico (Þ) hace fácil el diagnóstico; pero hay casos de endocarditis, con fiebre leve, inadvertida, y ausencia de fenómenos circulatorios subjetivos que pueden denunciarse por estas petequias. Son típicas las petequias subungueales «en astilla».

    E) Existen hemorragias cutáneas profesionales, de mecanismo circulatorio, en la enfermedad de los buzos (Þ).

     F) Las púrpuras o las equimosis espontáneas pueden ser debidas a la periarteritis nudosa. Otros signos: (Þ).

     G) Dermohemorragias telangiectásicas:

     1. Algunos enfermos presentan hemorragias cutáneas de difícil interpretación, debidas a pequeñas rupturas vasculares en la telangiectasia constitucional hereditaria o angiomatosis hemorrágica familiar (Osler). Este estado produce, sobre todo, epistaxis, pero, a veces, también dermohemorragias. Deben buscarse con lupa las pequeñas telangiectasias de la piel y mucosas (Þ).

     2. Una variedad de esta afección es la púrpura anular telangiectásica (Majocchi). Las lesiones tienen forma anular, progresando lentamente hacia la periferia. Se supone que son de origen tóxico. Suele haber en la sangre disminución de las plaquetas.

     3. El tumor carcinoide puede provocar no sólo sofocos, sino un eritema escarlatiniforme, finamente petequial, permanente.

     H) Dermohemorragias por fragilidad vascular idiopática. En ciertas personas normales sin telangiectasias, sin trastornos circulatorios, hemáticos ni infecciosos, se presentan hemorragias fáciles por presiones leves, como las debidas a los actos habituales de la vida, a simples caricias, etc. Se trata, sobre todo, de mujeres de piel blanca y fina con sistema venoso muy visible. Pueden tener carácter familiar. La ausencia de todo elemento patológico hace pensar en un estado de fragilidad constitucional de los vasos. No tienen ningún significado patológico, por lo que el papel del médico se reduce a tranquilizar a los pacientes, en ocasiones muy preocupados, quizá por otros diagnósticos imprudentes. No obstante, puede pensarse, en alguno de estos casos, en una posible forma levísima de púrpura crónica (Þ). En el síndrome de Ehlers-Danlos ocurren equimosis y hematomas recurrentes por defecto del colágeno vascular; es característica la laxitud articular y la piel distensible.



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