Atrofia muscular en las enfermedades generales.
Atrofia muscular en las enfermedades generales:
A) En este grupo estudio, en primer lugar, las atrofias musculares en las endocrinopatías. Antes he indicado la probable intervención del factor endocrino en las miopatías congénitas y familiares. Esto explica que en las distintas endocrinopatías, sobre todo hipofisarias y suprarrenales, puedan aparecer, en cualquier época de la vida en que ocurran, atrofias musculares difusas, a veces reversibles, otras veces no. Son, desde luego, de tipo miopático, sin fenómenos sensitivos, sin contracciones fibrilares, sin R.D. Las más importantes son:
1. Atrofia muscular tardía en los síndromes hiperpituitarios. En la acromegalia (Þ), pero sobre todo en el adenoma basófilo (Cushing) (Þ), es frecuente la hipertrofia muscular; pero en la fase final de la enfermedad, frecuentemente, la hipertrofia se sustituye por estados atróficos, ya localizados, ya generalizados, a veces rápidos y progresivos hasta la muerte.
2. Atrofia muscular en los estados hipopituitarios:
a) En el síndrome adiposogenital hay algunas veces atrofia muscular difusa, tardía. Puede, raramente, plantearse su diferenciación de los casos de miopatía congénita (por lo común seudohipertrófica) que se acompañan de síndrome adiposogenital (Þ).
b) En la insuficiencia hipofisaria (Simmonds) (Þ) hay, constantemente, atrofia muscular difusa, en parte responsable de la impresionante delgadez de estos enfermos. Ya hemos dicho que, muy a menudo, se trata de anorexias mentales con atrofia general secundaria y no de verdadero hipopituitarismo primario.
c) En otras lesiones hipofisarias (hemorragias, tumores, neurofibromas: caso mío) pueden observarse atrofias difusas de curso más rápido.
3. Atrofia muscular en la insuficiencia suprarrenal. Es también muy precoz, difusa, especialmente marcada en algunos casos (forma miopática de la insuficiencia suprarrenal: Sezary). Esta atrofia es, en gran parte, responsable de la típica astenia de esta enfermedad (Þ). En el Cushing de origen suprarrenal, como en el hipofisario, puede apreciarse una atrofia muscular progresiva, por el catabolismo proteico exaltado debido al hipercorticismo.
4. Atrofia muscular de la insuficiencia genital, sobre todo en la testicular. La insuficiencia genital, especialmente en el varón (castración, eunucoidismo), determina atrofia muscular difusa, disimulada por el engrasamiento, pero que, subjetivamente, se revela finalmente por la astenia, la cual contribuye a la típica tendencia a la ociosidad de estos enfermos. Con esta atrofia muscular se asocia otro carácter típico del hipogenitalismo: la debilidad ligamentosa, origen de las escoliosis, del genu-valgum y del pie plano de estos enfermos (Marañón) (Þ).
5. Atrofia muscular e hipergenitalismo. No es infrecuente el que, por el contrario, la atrofia muscular se asocie con estados de hipergenitalismo, principalmente de macrogenitosomía (Marañón y López Vidriero).
6. Atrofia muscular en el hipertiroidismo (miopatía tirotóxica), especialmente en los músculos proximales de las extremidades superiores. Hay formas difusas y de gran astenia, atrofia y pérdida de peso: «hipertiroidismo apático». En las formas graves de hipertiroidismo hay atrofia muscular difusa, a veces muy marcada, con intensa astenia (forma muscular del hipertiroidismo, de Zondek). Se ha hablado, en estos casos, de una intervención del timo. No deben confundirse estas formas musculares del hipertiroidismo con la miastenia asociada al hipertiroidismo (Þ); los síntomas musculares del hipertiroidismo no empeoran por la quinina ni mejoran por la prostigmina, a diferencia de la miastenia; y se curan por la tiroidectomía. Otros síntomas del hipertiroidismo: (Þ).
7. Miopatía hipotiroidea. Es poco frecuente la atrofia y debilidad en la cintura escapular. Predomina la forma pseudohipertrófica con contracción y relajación lentas en el cretinismo (síndrome de Debré-Semelaigne) y en el adulto el dolor en músculos «hipertróficos» con pseudomiotonía (síndrome de Hoffmann).
8. Atrofia muscular en la diabetes. En la diabetes grave se presenta también atrofia muscular. No debe confundirse esta atrofia con la dependiente de la polineuritis diabética, que puede, por cierto, ser subjetivamente indolora, manifestándose únicamente por astenia y la atrofia muscular (Þ).
9. Se ha descrito una atrofia muscular en los tumores de la epífisis, acompañada de precocidad intelectual (Timme). Nunca la he visto.
B) Atrofia muscular en las infecciones crónicas:
1. Todas ellas (tifoidea, melitococia, tuberculosis, etc.) pueden producir atrofia muscular difusa, que contribuye al adelgazamiento general infeccioso.
2. Se ha descrito una forma especial de atrofia muscular, con disminución de reflejos y paresia general, en la micosis fungoide; al curarse ésta, desaparecen aquellos síntomas.
C) Atrofia muscular en los estados generales caquectizantes. Basta citar la atrofia muscular del cáncer; muchas veces aparece precozmente en los músculos interóseos de la mano, sobre todo en las neoplasias gástricas, signo al que, no sin razón, daban valor diagnóstico los clínicos antiguos.
D) Atrofia en las miopatías adquiridas:
1. La dermatomiositis y la polimiositis pueden dejar, como secuela, tras la fase infiltrativa inflamatoria, atrofias musculares más o menos extensas. Aparte de la clínica, orientan el diagnóstico las determinaciones enzimáticas —GOT, CPK, etc.— y la biopsia muscular.
2. La miopatía alcohólica, coincidente o no con la polineuritis del mismo origen, es una complicación más del etilismo crónico.
3. La miopatía paraneoplásica, afecta preferentemente a la cintura escapular y músculos proximales de los miembros. Puede también acompañar o no a la neuropatía cancerosa y desde luego sin metástasis locales. El carcinoma bronquial es uno de los más frecuentes. La miopatía debe distinguirse de la ya citada atrofia muscular del cáncer, que forma parte de su fase caquéctica general.
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