Anticiclones

Estos sistemas son de menor amplitud pero no de menor importancia y están directamente relacionados con las condiciones del tiempo meteorológico.

Las áreas atmosféricas que presentan baja presión o depresiones son más conocidas como ciclones, y las áreas de alta presión, como anticiclones, en las que el viento transita alrededor de un centro de máxima presión, en el sentido izquierda derecha, cuando se presenta en el hemisferio norte, o de manera contraria si es en el hemisferio sur.

Surgen anticiclones de varios tamaños, que algunas veces se extienden en áreas muy grandes, como en el caso específico de los anticiclones de las zonas árticas y subárticas, así como los anticiclones continentales, o en otras ocasiones se presentan como simples masas de aire a presiones altas, conocidos como promontorios o crestas, que son de menor amplitud y separan dos ciclones entre sí.

La principal característica de un anticiclón es la presencia de una corriente de aire descendente que genera el calentamiento de capas inferiores por compresión adiabática, es decir, sin contar con la presencia de alguna forma de calor, así como la inversión que se presenta cuando una capa de aire caliente es expandida por encima de otra capa, más fría, que está cerca del suelo.

Teniendo en cuenta la debilidad de los vientos en las cercanías del centro anticiclónico, durante el invierno se presentan las mejores condiciones para que se forme el smog (término que resulta de la contracción de smoke, humo, y fog, niebla), producto final de la acumulación de gases industriales originados por motores de explosión.

Generalmente se aprecia este tipo de niebla en las grandes ciudades donde coincide gran cantidad de este tipo de factores.