Alucinaciones

     Se entiende por alucinación la percepción por los sentidos de sensaciones que no tienen realidad. Hay tantas alucinaciones como sentidos: visuales, auditivas, olfativas, gustativas y táctiles. Si el paciente se da cuenta del carácter patológico de sus alucinaciones, lo cual ocurre frecuentemente, se llama a este estado alucinosis. La alucinación puede ser casi el único síntoma o bien formar parte de un cuadro de gran confusión y deterioro mental en el que la alucinación es secundaria. A veces, las alucinaciones, sobre todo las auditivas, pierden su carácter predominantemente sensorial y se hacen profundamente psíquicas: el enfermo oye voces que le hablan, pero se da cuenta de que es una voz interior distinta de la palabra que se percibe por los oídos.

     I. Las alucinaciones claras y repetidas indican casi siempre un estado mental grave y sirven desde el primer instante para diferenciar una simple psiconeurosis de una psicosis verdadera. Se pueden presentar en todas las psicopatías: melancolía (generalmente palabras acusatorias), manía, parálisis general, ciclotimias, esquizofrenias (los catatónicos, por ejemplo, presentan frecuentemente alucinaciones auditivas, como órdenes de permanecer inmóviles etcétera). Las alucinaciones pueden ser, en algunos de estos casos, muy precoces, coincidiendo todavía con un estado mental que no parece perturbado. Puede ser difícil diferenciar una de estas alucinaciones, en personas de apariencia normal, de sensaciones verdaderas, como ruidos de oídos, debidos a lesiones auriculares, o imágenes anormales, deformadas, debidas a lesiones oculares. Puede tratarse también de la combinación de ambos elementos, es decir, de una alucinación, creada por la mentalidad psicopática, sobre la «espina» de una alteración auditiva u ocular, o de otros sentidos (por ejemplo, un prurito real que se interpreta como gusanos que corren por la piel).

     II. Son interesantes para el médico las alucinaciones en los tumores del encéfalo, porque pueden ser el primer síntoma que llame la atención de los que rodean al enfermo. Se presentan, ya como alucinaciones oníricas, ya acompañando a estados de narcolepsia, ya en forma paroxística, con el aspecto de equivalentes epilépticos. Generalmente son de tipo visual. Pueden presentarse muy localizadas, en un solo ojo o en medio campo visual, en forma hemianópsica; teniendo entonces un verdadero valor de localización: tumores del lóbulo occipital (Þ); de las vías ópticas; de la región hipotalamohipofisaria; pueden aparecer también en los tumores pedunculares o en lesiones encefálicas o esclerósicas de los pedúnculos. No son raras las alucinaciones liliputienses (figuras de hombres o animales diminutos, que se agitan ante los ojos del enfermo).

     Las ilusiones y alucinaciones auditivas son típicas de las lesiones del lóbulo temporal especialmente en su parte superolateral. Aparecen sobre todo en tumores de esta zona, pero también en la epilepsia temporal. A veces se combinan las alucinaciones auditivas con las visuales, sobre todo si la lesión es más posterior y en el hemisferio dominante.

     III. Son muy típicas las alucinaciones en ciertos estados tóxicos:

     A) Son, sobre todo, frecuentes en ciertas intoxicaciones exógenas, singularmente en las fases avanzadas del alcoholismo, y en especial en los bebedores de aguardiente; y, desde luego, en el delirium tremens: alucinaciones de animales pequeños y repugnantes, de personas que se persiguen, de ninfas, etc. Se observan también en la intoxicación por el opio, por el cáñamo indio, etc. Actualmente la drogadicción ha puesto en boga distintos alucinógenos, que pretenden fomentar la capacidad creativa, artística, etc., o conseguir situaciones y vivencias de felicidad; destacan la mescalina y los derivados del  ácido lisérgico (LSD).

     B) Pueden aparecer estas mismas alucinaciones en las intoxicaciones endógenas, sobre todo en las acidosis infantiles: bichos repugnantes, como los del delirium tremens, en un caso mío (Þ).

    IV. En algunos casos, las meningitis o las meningoencefalitis o encefalitis, de cualquier orden, pueden comenzar por un acceso alucinatorio, de difícil diagnóstico. En toda alucinación aguda, febril, inexplicada, debe hacerse la punción lumbar.

     V. He visto casos de tetania acompañados de intensas alucinaciones; y se describen las alucinaciones fáciles en la tetania latente.

     VI. En la pelagra puede haber alucinaciones, a veces muy precoces y como síntoma único.

     VII. Alucinaciones de origen directamente sensorial. Ya he citado estas alucinaciones producidas por lesiones de los órganos de los sentidos, que muchas veces sirven de espina irritativa a una tendencia psicopática del paciente; pero, en general, desaparecen si se logra eliminar la lesión sensorial estimulante. Las principales son:

     A) Alucinaciones auditivas, en los que padecen lesiones auriculares, con ruido de oído (Þ).

     B) Alucinaciones táctiles, en los que padecen prurito (Þ) o parestesias (véase

     C) Alucinaciones visuales, en el glaucoma, queratitis, iridociclitis específica, desprendimiento de la retina, catarata. Es frecuente que se susciten en ciertos momentos de cambios de luz, de iluminaciones especiales, etc.



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